La intermediación en los pagos de rescates por secuestros de barcos aparece como oportunidades de negocio para la City según la información mediática del caso del pesquero vasco Playa de Bakio
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Tras días de angustia por la espera, a cualquier ciudadano le resulta humanamente comprensible que los familiares de los marineros del pesquero Playa de Bakio, secuestrado en las lejanas costas de Somalia, digan que les da igual lo que hayan pagado o hayan dejado de pagar por el rescate y desconozcan las gestiones y las negociaciones con los “abogados” de Londres para lograr su liberación. Pero más allá de la resolución de este último secuestro y dejando a un lado los graves problemas que plantea la cuasi destrucción de algunos Estados africanos, como en el caso de Somalia, los responsables políticos del gobierno y de la oposición deberían preguntarse por qué unos hechos producidos en el cuerno de Africa se resuelven mediante transferencias bancarias desde la City londinense.
Aunque hace unos días en el caso del secuestro del yate de recreo francés Ponant se siguieron unas pautas distintas para el pago del rescate, se practicó el camino de Londres hace ya unos años para la negociación del pago del rescate por el secuestro de otro barco vasco, el Albacora IV, en cuantías también difíciles de precisar; y otras informaciones apuntan que Londres facilita mucho este tipo de transacciones ilegales. Porque abundan los indicios, cuando no las pruebas, de que este tipo de transacciones han pasado a formar parte de la operativa ordinaria de los centros financieros internacionales dada la carencia de controles estatales sobre los pagos y los flujos financieros en general, sean legales o ilegales.
¿Qué autoridades policiales pueden prevenir y perseguir esos pagos internacionales por rescates en secuestros, cuando los Estados miembros de la Unión Europea tienen prohibido cualquier restricción para los movimientos de fondos fuera del mercado interior comunitario?
Precisamente la ventaja competitiva de la City en las finanzas estriba en la oferta de mayor desregulación frente a la competencia de Nueva York, por ejemplo, según argumentaban hasta hace unos meses significados dirigentes de Wall Street, que consideran que la Bolsa neoyorquina se ha visto perjudicada por los requisitos introducidos por la legislación estadounidense tras los escándalos de Enron. Pero, sobre todo, las altas comisiones que se devengan en las operaciones financieras complejas, como las del pago de rescates, son un incentivo para los profesionales especializados y para la banca que hacen caso omiso de las supuestas autorregulaciones y de los livianos trámites administrativos antiblanqueo en vigor. La City de Londres es una pieza muy importante de La Europa Opaca de las Finanzas, como se analiza en el libro con ese título ha publicado Icaria.
Porque “la City de Londres está en el corazón de los mercados financieros mundiales” ya que dispone de” una concentración singular de capital y conocimiento experto en el plano internacional, con un sistema normativo y legal de apoyo, unas comunicaciones avanzadas y una infraestructura de tecnología informativa y una concentración de servicios profesionales sin parangón”, como se asegura en su propia web. Y por volumen de activos, Londres es el mayor centro internacional y el más consolidado, seguido de Nueva York, aunque la proporción de los negocios internacionales respecto a los domésticos es mucho mayor en la City; con un mercado de eurobonos corporativos de 3 billones de dólares que emiten libre de impuestos los grupos multinacionales y se negocian en la Bolsa de Londres (LSX).
Además, los informes recientes de la Oficina estadounidense contra el Narcotráfico (US Bureau for Internacional Narcotics and Law Enforcement Affairs) subrayan otra dimensión relevante de la City, que “sigue siendo atractiva para los blanqueadores de dineros sucio por razón de su dimensión, sofisticación y reputación en los mercados financieros”. Y múltiples despachos de abogados, consultoras y auditoras de la City tienen enlaces y representaciones en la Isla de Jersey y las otras del Canal, la Isla de Man y los centros offshore del Caribe, que se ofrecen entre sus ventajas competitivas para operaciones financieras internacionales opacas, como el pago de secuestros. Desde la perspectiva de la Unión Europea, es una muestra de la unfair competition del Reino Unido con sus socios europeos.-
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Tras días de angustia por la espera, a cualquier ciudadano le resulta humanamente comprensible que los familiares de los marineros del pesquero Playa de Bakio, secuestrado en las lejanas costas de Somalia, digan que les da igual lo que hayan pagado o hayan dejado de pagar por el rescate y desconozcan las gestiones y las negociaciones con los “abogados” de Londres para lograr su liberación. Pero más allá de la resolución de este último secuestro y dejando a un lado los graves problemas que plantea la cuasi destrucción de algunos Estados africanos, como en el caso de Somalia, los responsables políticos del gobierno y de la oposición deberían preguntarse por qué unos hechos producidos en el cuerno de Africa se resuelven mediante transferencias bancarias desde la City londinense.
Aunque hace unos días en el caso del secuestro del yate de recreo francés Ponant se siguieron unas pautas distintas para el pago del rescate, se practicó el camino de Londres hace ya unos años para la negociación del pago del rescate por el secuestro de otro barco vasco, el Albacora IV, en cuantías también difíciles de precisar; y otras informaciones apuntan que Londres facilita mucho este tipo de transacciones ilegales. Porque abundan los indicios, cuando no las pruebas, de que este tipo de transacciones han pasado a formar parte de la operativa ordinaria de los centros financieros internacionales dada la carencia de controles estatales sobre los pagos y los flujos financieros en general, sean legales o ilegales.
¿Qué autoridades policiales pueden prevenir y perseguir esos pagos internacionales por rescates en secuestros, cuando los Estados miembros de la Unión Europea tienen prohibido cualquier restricción para los movimientos de fondos fuera del mercado interior comunitario?
Precisamente la ventaja competitiva de la City en las finanzas estriba en la oferta de mayor desregulación frente a la competencia de Nueva York, por ejemplo, según argumentaban hasta hace unos meses significados dirigentes de Wall Street, que consideran que la Bolsa neoyorquina se ha visto perjudicada por los requisitos introducidos por la legislación estadounidense tras los escándalos de Enron. Pero, sobre todo, las altas comisiones que se devengan en las operaciones financieras complejas, como las del pago de rescates, son un incentivo para los profesionales especializados y para la banca que hacen caso omiso de las supuestas autorregulaciones y de los livianos trámites administrativos antiblanqueo en vigor. La City de Londres es una pieza muy importante de La Europa Opaca de las Finanzas, como se analiza en el libro con ese título ha publicado Icaria.
Porque “la City de Londres está en el corazón de los mercados financieros mundiales” ya que dispone de” una concentración singular de capital y conocimiento experto en el plano internacional, con un sistema normativo y legal de apoyo, unas comunicaciones avanzadas y una infraestructura de tecnología informativa y una concentración de servicios profesionales sin parangón”, como se asegura en su propia web. Y por volumen de activos, Londres es el mayor centro internacional y el más consolidado, seguido de Nueva York, aunque la proporción de los negocios internacionales respecto a los domésticos es mucho mayor en la City; con un mercado de eurobonos corporativos de 3 billones de dólares que emiten libre de impuestos los grupos multinacionales y se negocian en la Bolsa de Londres (LSX).
Además, los informes recientes de la Oficina estadounidense contra el Narcotráfico (US Bureau for Internacional Narcotics and Law Enforcement Affairs) subrayan otra dimensión relevante de la City, que “sigue siendo atractiva para los blanqueadores de dineros sucio por razón de su dimensión, sofisticación y reputación en los mercados financieros”. Y múltiples despachos de abogados, consultoras y auditoras de la City tienen enlaces y representaciones en la Isla de Jersey y las otras del Canal, la Isla de Man y los centros offshore del Caribe, que se ofrecen entre sus ventajas competitivas para operaciones financieras internacionales opacas, como el pago de secuestros. Desde la perspectiva de la Unión Europea, es una muestra de la unfair competition del Reino Unido con sus socios europeos.-
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