Con la ratificación de la República Checa, el Tratado de Lisboa ha entrado en vigor el día 1 diciembre 2009. Y entre los avances de la presidencia semestral de Suecia se incluirá el reciente acuerdo de los Ministros de Economía (el ECOFIN) para el establecimiento de tres nuevas autoridades comunitarias que supervisaran los mercados financieros; un acuerdo que ratificará el Consejo europeo de los días 10 y 11 diciembre 2009.
“La crisis financiera ha demostrado claramente la necesidad de mejorar la regulación y la supervisión de las entidades financieras tanto en Europa como globalmente”, reconocía en junio pasado el Consejo europeo, casi un año después de su desencadenamiento desde Wall Street. Y ahora, bajo la amenaza de los abultados déficit y endeudamientos de los Estados sumidos en una dura crisis económica, la opacidad vigente impide saber cual es la solvencia de los bancos europeos; unos bancos que obtienen pingües beneficios obteniendo dinero del BCE al 1 % mientras cobran tipos más elevados cuando prestan a las empresas o a los particulares. Porque el Banco de Francfort fija el precio oficial del dinero, el tipo de interés, pero el control público de las cuentas bancarias corresponde a los bancos centrales nacionales. Hasta el punto que el BCE concede préstamos a bancos europeos que pueden ser insolventes, como podría haber sido el caso de Dexia, Fortis, los landesbanken alemanes y otros bancos rescatados luego con dinero de los contribuyentes, como se analiza en nuestro último libro (Al rescate de los paraísos fiscales. La cortina de humo del G-20). Lo corroboraba públicamente el consejero del BCE González Páramo el pasado enero en las jornadas del Movimiento europeo en Madrid.
Para abordar el asunto, en octubre 2008 la Comisión designaba a un grupo de expertos de alto nivel presidido por un ex Director General del FMI Jacques Larosière, cuyo informe “técnico” era asumido por Bruselas y aprobado luego con algunas mínimas discrepancias. Y siguiendo la pauta tecnocrática habitual, sin que haya habido debate público alguno, finalmente el ECOFIN ha acordado la creación de un marco comunitario con un Consejo de riesgo sistémico que vigile las amenazas a la estabilidad financiera y un Sistema tripartito de supervisión para bancos, valores y seguros.
Es decir, sin estar previstas en el Tratado de Lisboa, se establecen nuevas agencias supraestatales “independientes” para la supervisión bancaria comunitaria que tocarán asuntos que repercuten seriamente sobre los ciudadanos; pero que se subordinarán a los intereses de los lobbies del poder financiero. Más tecnocracia para un mercado sin Estado.
De ahí que este acuerdo no preocupe a los 40 bancos multinacionales, de los 8,000 bancos que operan en la UE, que podrán seguir disfrutando sin restricciones de la libertad total para los movimientos extracomunitarios de fondos, que además alimentan a Suiza, a Liechtenstein u otros micropaíses no integrados en la Unión. La causa olvidada de la actual crisis económica, provocada por la comercialización de títulos tóxicos respaldados por las hipotecas estadounidenses sin garantías, que ha traído la pérdida de millones del ahorro europeo, los cierres de empresas y el desempleo.-
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