Desde el comienzo de la crisis financiera, los propósitos
reguladores de los gobiernos del G-20 se han ido diluyendo, entre otras cosas, debido
a la labor soterrada de los lobbys financieros, como hemos analizado en la
parte tercera de El casino que nosgobierna. Y nuevamente en torno a esa labor constante de influencia
política, se acaba de hacer público en el Reino Unido un informe que desvela las
tareas de los lobbys financieros de la City londinense y algunas de sus “inversiones” en ese paraíso de las
finanzas mundiales; una información que se suma al escándalo del fraude de la
manipulación del Libor, el tipo de interés de Londres, que las agencias de
ratings y otros poderes en la sombra se han apresurado a borrar de la opinión
pública. Son nuevos ejemplos de las trampas y juegos del capitalismo financiero
que padecemos.
El año pasado el sector de los llamados servicios
financieros británicos gastó casi 93 millones de libras esterlinas (unos 75
millones de euros) en presionar a reguladores y políticos en una “guerra de
desgaste” que ha logrado una serie de victorias en el terreno de las medidas de
política económica, según informaba el periódico The Independent (10/7/2012). Es una de las conclusiones de la
investigación del Bureau of
Investigative Journalism, que es una
organización sin ánimo de lucro con sede en la Ciudad Universitaria de Londres y
creada en abril de 2010 con la ayuda de una respetable fundación privada.
Actualmente esta industria de la presión política ya se ha
lanzando a un nuevo combate contra la anunciada reforma gubernamental que
pretende impedir la repetición del fraude de los tipos de interés como ha
ocurrido en la manipulación durante años por Barclays, del que ya hemos dado
cuenta. Pero la investigación hecha pública por el citado Bureau de periodismoinvestigador ante todo ha revelado la potente maquina de presión política de
que dispone la City, cuyo alcance e influencia se sobrepone a los intereses generales
del conjunto de la economía y del país.
La citada investigación que ha durado cuatro meses, ha
logrado sacar a la luz documentos hasta
ahora desconocidos por la opinión pública, que demuestra que los profesionales
de la presión política de la gran banca y los grandes fondos de inversiones, los
lobbystas financieros, han conseguido un
gran número de modificaciones importantes en las políticas planteadas por el
gobierno y el Parlamento británicos, destacando entre otras tres cambios
políticos sustanciales como son:
o El
recorte drástico del impuesto de sociedades en el Reino Unido y de los
impuestos sobre las filiales bancarias en el extranjero.
o La
neutralización o vaciamiento del contenido propuesto para un sistema nacional
sin ánimo de lucro de pensiones en beneficio de millones trabajadores temporales
y con niveles retributivos bajos.
o La
anulación de los planes del gobierno para crear un nuevo organismo de
supervigilancia corporativa que hiciera el seguimiento de las compañías cotizadas
en Bolsa.
Todas estas contrarreformas las han conseguido la
Corporación de la City de Londres (el organismo gremial autónomo sobre la milla
cuadrada de oro), la Asociación de banqueros británicos (BBA) y la Asociación
de aseguradores británicos, cuyos logros han beneficiado a las entidades
financieras con miles de millones en menos impuestos.
La investigación del referido Bureau ha escudriñado la
información obtenida en cientos de entrevistas, consultas y una amplia serie de
documentos. Y así ha identificado a 129 organizaciones dedicadas de alguna
forma a la labor de lobby, de presión política en favor del sector financiero;
unas actividades que dan ocupación a más de 800 personas con tal dedicación
exclusiva y que por sí solas suponen ya un coste de 92,8 millones de libras.
Estos profesionales del lobbysmo financiero son altos empleados de los grandes
bancos, consultores en asuntos públicos, representantes de organizaciones
empresariales, miembros de prestigiosos despachos de abogados y consultoras de
gestión empresarial.
Como caso más significativo se cita a la City of London
Corporation que tiene el equipo de profesionales que disponen de más dinero; y
según estimaciones solventes, esta entidad gremial se gasta más de 10 millones de libras anuales
en la defensa de asuntos públicos de su interés teniendo acceso muy fácil al
ministro del Tesoro. Un portavoz de esta Corporación londinense precisa que ellos
“no hacen presión (lobby) sobre firmas,
negocios o personas concretas sino que se
mantienen en contacto con todos los partidos políticos… y actúan más bien
como una organización comercial pero sobre un campo más amplio que los negocios
particulares”
Sobre la excesiva influencia de los bancos sobre la política
británica, recientemente manifestaba su inquietud un economista y político del
partido liberal, John Vicent Cable, que actualmente ocupa el cargo de Business
Secretary en el gobierno británico de coalición de David Cameron:
“El sector bancario tiene una influencia desproporcionada…- decía
este político - Me preocupa realmente que
el sector financiero británico, particularmente la banca, sea demasiado
dominante y que asuma con demasiado facilidad la representación del interés
nacional cuando a menudo sus intereses no son los mismos que los de la economía
real”.
Sobre la banca española, seguimos esperando también que
alguien investigue y nos informe de su dedicación eficaz a la presión política
para hacer predominar siempre sus intereses sobre el conjunto de la economía
española.-