La larga crisis del capitalismo, etiquetada ya como Gran
Recesión, surgió del desorden financiero de Wall Street pero los mayores daños
los está sufriendo Europa. De ahí que se contemple con mirada crítica las
políticas de la UE desde países que,
como Argentina, sufrieron antes las consecuencias nefastas del neoliberalismo y
las ayudas condicionadas del FMI que impusieron brutales ajustes fiscales que
empobrecieron al país. Años después, Argentina parece haber logrado independizarse
de los dictados de los mercados financieros internacionales.
Así se entiende que en unos eventos públicos convocados por
la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, el premio
Nobel de Economía Joseph Stiglitz y la Presidenta argentina Cristina Fernández
de Kirchner coincidieran en cuestionar el sendero económico elegido por Europa
para salir de la crisis y elogiaran la política argentina de crecimiento como
contraejemplo de la europea; según la crónica de la revista Página 12(14/8/2012), de la que hemos obtenido algunos párrafos significativos de ambas
intervenciones.
Como es conocido, Joseph Stiglitz, profesor en la
Universidad de Columbia, suele ser encuadrado entre los nuevos keynesianos y se
distingue por condenar en sus libros el fundamentalismo del mercado, subrayando
la necesidad de la regulación estatal de los mercados financieros; como crítico
del neoliberalismo junto con Paul Krugman son un referente de la opción
heterodoxa; y ambos suelen elogiar la dinámica de la economía argentina desde
2002.
“Los países de Europa
no aprendieron de la Argentina. Y el resultado fue que para enfrentar la crisis
aplicaron un conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente”,
afirmó Stiglitz ante su audiencia y ante
la propia Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, con quien compartió una
disertación en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada sobre crisis de
deuda. Stiglitz destacó el acierto de la política que adoptó el Gobierno
argentino; y criticó la postura neoliberal que explica la crisis de la deuda en
Europa a partir de un excesivo gasto público y que propone salvar a los
bancos deprimiendo la demanda agregada.
“Desde la década de
1980 ha habido más de cien crisis de deuda externa en todo el mundo. Pensábamos
– subrayó el profesor estadounidense - que
los mercados funcionaban, pero lo cierto es que las ideas del Consenso de
Washington estaban equivocadas. Esas recetas derivaron en serias crisis de
deuda, con consecuencias brutales sobre las sociedades. En este tipo de crisis
se tiende a criticar al que tomó prestado. Pero todos los préstamos tienen dos
partes. El acreedor tiene tanta responsabilidad como el que toma prestado. Tal
vez el acreedor es incluso más responsable”…
“Después de la crisis
argentina – añadió Stiglitz- se habló mucho de la creación de un esquema
de desendeudamiento, un código de quiebra internacional. De modo similar a la
Ley de Quiebras para el ámbito privado, un mecanismo de reestructuración de
deudas soberanas. George Bush, el ex presidente de Estados Unidos, vetó esa
idea. Ahora el default está en el tapete otra vez, pero no en las economías
emergentes, sino en Europa”.
Comparando algunos de los problemas que atraviesan las
economías más débiles de Europa con la situación argentina en 2001/02, el
Premio Nobel mencionó entre las similitudes el alto nivel de deuda externa en
relación con el PIB y la existencia de una paridad cambiaria fija. “Los países de Europa no están en una zona
monetaria óptima. Son economías muy diferentes que procuran compartir una
moneda. Con la unión monetaria, resignaron el mecanismo del tipo de cambio y la
tasa de interés y no lo reemplazaron”. Como ha sostenido en otras
ocasiones, Stiglitz afirmó que los problemas de deuda pública en los países de
la periferia de Europa no fueron causados por un sobreendeudamiento estatal. Lo
que sucedió fue que, ante la crisis financiera, los gobiernos se hicieron cargo
de las deudas del sector privado, en especial de los bancos. “Los mismos dirigentes que culparon al gobierno fueron los que
insistieron en que el Estado se hiciera cargo del problema de los privados”.
“En Estados Unidos y
Europa no seguimos las reglas capitalistas, porque tuvimos rescates masivos al
sistema financiero. Los bancos aterrorizaron a los gobernantes, diciendo que
sin rescates se habría acabado el capitalismo. Pero eso habría sido bueno,
porque se hubiese terminado esa forma de mal capitalismo”, criticó Stiglitz
advirtiendo que el problema de la deuda es el síntoma de distorsiones más
profundas. “En gran medida, la crisis
está causada por una estructura económica con fallas fundamentales. El formato
actual, el diseño de la Eurozona, no funciona”, analizó. Al abordar la
respuesta frente a la crisis, la similitud con Argentina se convierte en un
contraejemplo. “No aprendieron de Argentina. Y el resultado es que aplicaron un
conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente. Cuando empezó la
crisis, Grecia tenía un nivel de
deuda del 110 por ciento del PIB y luego pasó al 250 por ciento. Bajaron el PIB,
matando a la economía y subieron la deuda a través de intereses altos”
“Demasiados países
respondieron a la crisis con políticas de austeridad. La lógica que utilizan es
que la deuda es el resultado de gastar demasiado. Por eso, la solución es
gastar menos. Sin embargo, España,
por ejemplo, estaba en posición de superávit antes de la crisis. La debacle fue
la que causó el déficit y no al revés. Europa está confundida con este tema de
la austeridad. Generan un problema de falta de demanda agregada. Si recorta
gastos el gobierno, baja la demanda y sube el desempleo. Como baja la
producción, bajan los ingresos. La austeridad ralentiza la economía. Los
beneficios del ajuste fiscal son siempre una desilusión. No existe economía que
se haya recuperado con austeridad”. Y Stiglitz explico que “Argentina modificó el tipo de cambio y
reestructuró la deuda para salir de la crisis. Si hubiera tomado sólo una de
esas medidas, no lo habría solucionado. Para Europa es la misma lección”,
que como demostró Argentina no resulta fácil, “pero es posible responder a la crisis. Que si se gestiona este proceso
bien, la economía tiene posibilidades de seguir adelante”.
En opinión de otro comentarista local Raúl Dellatorre, la
palabra de Joseph Stiglitz le da legitimidad teórica al modelo económico del
gobierno argentino. La experiencia argentina le brinda una demostración
práctica al modelo teórico que defiende.
Y en la apertura del congreso internacional sobre las crisis
de deuda organizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de
Buenos Aires, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner apoyándose en el
análisis económico del Premio Nobel sostuvo que “el problema lo tenemos desde la política. No
se le encuentra un marco teórico al posneoliberalismo. Yo lo veo desde adentro
del G-20 y puedo dar fe de ello. Hoy formamos parte del G-20, aunque en
realidad podría llamarse G-2”, aludiendo al poder de decisión de Estados
Unidos y China en ese ámbito.
En opinión de la Presidenta de la República, “el gran
problema de la crisis económica mundial es la falta de liderazgo político. Si
las decisiones no las toman los hombres y mujeres que están sentados en los
sillones de los presidentes, lo hacen los mercados y los directivos de los
bancos. Siempre alguien decide”, manifestando que la Argentina se mantendrá
al margen de los mercados de capitales en las condiciones actuales, de altas
tasas de interés para la economía nacional, y que sólo emitiría deuda para
financiar “proyectos de infraestructura”. “Yo
creo que este capitalismo no es un verdadero capitalismo, es un capitalismo de
casino. Es casi un suicidio colectivo. En realidad, los que más deberían estar
preocupados por sostener la actividad económica son los bancos”, remarcó.-
17/8/2012