El miércoles 6 de Marzo pasado, el fiscal Eric Holder hizo
esa asombrosa confesión en su declaración ante el Comité de asuntos judiciales
del Senado, como podemos ver en you tube. Fue un momento clave en el debate
sobre qué hacer para acabar con la dimensión y complejidad de los mayores
bancos, que se han hecho más grandes y más importantes, sistémicamente, desde que
comenzó la crisis financiera.
“Me preocupa que el
tamaño de algunas de estas entidades se haga tan grande que se haga difícil que
las podamos procesar cuando nos llegan indicios de que si las perseguimos
judicialmente, si se les acusa de delitos, va a tener un impacto negativo en la
economía nacional”.
“Y creo que esto es
función del hecho de que algunas entidades se han hecho demasiado grandes”.
Estas declaraciones no han sido una sorpresa. Alguno de sus
subordinados ya hizo declaraciones similares al New York Times el año
pasado, diciendo que para no dañar la economía habían desistido del
procesamiento del HSBC por infracciones flagrantes durante años de la
legislación antiblanqueo sobre dinero sucio.
Concretamente, el responsable de la división criminal del
Departamento de Justicia entonces pareció admitir que algunas entidades son demasiado grandes para ser perseguidas
judicialmente. En la controversia que suscitó, los lobbystas y demás
defensores de Wall Street buscaron el lado positivo de las palabras de este
alto funcionario.
Y la controversia se ha agudizado al resultar evidente que
la Ley de reforma financiera de Obama, la Ley Dood-Frank de 2010, no ha
resuelto el problema planteado por el riesgo sistémico que suponen para el
sistema financiero global, el hecho de que sean los bancos demasiado grandes para dejarlos quebrar; y que ahora resulta
también son bancos demasiado grandes
para juzgarles.-