Desde hace más de un año, la prensa internacional especializada contaba que, tras las operaciones especulativas en Irlanda los gestores de los fondos establecían contactos influyentes y oficinas en Madrid para explorar lucrativas operaciones. Y conocidos nombres de la comunidad financiera internacional pululaban por hoteles exclusivos y por oficinas de la Castellana.
Y con el verano leemos noticias de jugosas transacciones de
ventas a fondos buitres (vulture funds), apelativo de un tipo de fondos de
inversiones de alto riesgo (hedge funds) y de capital riesgo (private equity
funds) que practican estrategias carroñeras, adquiriendo activos bursátiles y físicos devaluados de
corporaciones empresariales y, con frecuencia, bonos soberanos en coyunturas
complicadas. Son instrumentos apenas regulados, con gran liquidez propia y
capacidad para el apalancamiento, dedicados a la especulación a corto plazo sin
crear riqueza ni empleo. Muy alejados de aquellas inversiones directas y
visibles de la Ford o de la General Motor.
Y así hemos sabido que Bankia ha vendido la gestión de sus
inmuebles al fondo de capital riesgo Cerberus Capital Management L.P. de Nueva
York, que dispone de un patrimonio de 20,000 millones de dólares. Una operación
financiera realizada con la decisiva intermediación de Poniente Capital, la
firma de José María Aznar Botella, el hijo del ex presidente del gobierno.
Asimismo, la empresa inmobiliaria de Catalunya Banc ha sido vendida
a un consorcio de otros fondos estadounidenses.
Y excluida por casi todos la opción de una banca pública que
recupere alguna autonomía para el Estado, se ofrecen a los fondos buitres los
bancos rescatados con dinero público. Es
el caso significativo de Novacaixagalicia Banco (las dos cajas de ahorros
gallegas fusionadas y rescatadas para tapar la desvergüenza política), cuya
adquisición negocia un fondo buitre famoso en Argentina, el hedge fund Elliot
Management Corporation registrado en las Caimán, propiedad del multimillonario
estadounidense Paul Singer; que junto con otros fondos buitres compraron a
céntimos de dólar deuda argentina devaluada en el mercado secundario; y acosan
con litigios inacabables al gobierno argentino para lucrarse persiguiendo
cobrar el 100 por cien del nominal a costa del pueblo argentino. Y hasta
presionan al gobierno argentino reteniendo a la fragata-escuela Liberty en
Ghana y organizando en Washington el lobby American Task Force Argentina o AFTA
que “financia” congresistas y organiza campañas de desprestigio del país del
Cono Sur, incluso entre nosotros. Y es posible que nuestras autoridades accedan
a las quitas en el precio que demandan además el aval del Estado para la banca
privatizada.
Dejando a un lado las ventas con rebajas en el sector
privado a varios fondos anglosajones, Bayside Capital, una filial del fondo de
alto riesgo HIG Capital con sede en Miami, con un patrimonio de 10,000 millones
de dólares, ha comprado un paquete de activos inmobiliarios a la SAREB, el
llamado Banco malo; que también ha vendido un paquete de préstamos sindicados
de la inmobiliaria Colonial, al fondo Burlington Loan Management Limited que
pertenece a uno de los principales hedge funds de EEUU, Davidson Mempner
Capital Management LLC, y uno de los mayores acreedores de los quebrados bancos
islandeses.
En este punto hay que recordar que los activos inmobiliarios
que gestiona esta sociedad mixta SAREB fueron adquiridos a los bancos rescatados con sustanciosas rebajas sobre los
precios que figuraban en sus balances. Y que para propiciar estas transacciones
lucrativas de ahora, en el diseño de este Banco malo intervino el lobby de los
grandes bancos globales, el Instituto de Finanzas Internacionales, cuyo
presidente Josef Ackerman, entonces presidente del Deutsche Bank, y también el entonces director general Charles
Dallara visitaron a las altas autoridades del Estado español, como he relatado
con detalle en Los lobbies financieros.
La prensa financiera internacional nos advierte que las
“inversiones” en el mercado de la deuda de cobro problemático (distressed
debts) es un mercado asentado en los EEUU, como ejemplifica la depauperada
ciudad de Detroit. Y este mercado
emergente en Europa tiene a España en primera línea con sus abundantes oportunidades para la especulación
financiera global, tras la explosión de nuestra burbuja inmobiliaria y la
opción procapital aplicada por los gobiernos. La opción de rescates bancarios a
costa de los contribuyentes y no de los accionistas; y políticas de recortes salariales y sociales
que contraen el consumo y reducen la economía real. Y es que la política actual
frente a la crisis ha llevado a España a una mayor dependencia de los mercados
financieros globales.-