LAS AGENCIAS DE CALIFICACIÓN. Una introducción
al actual poder del capital.
(Reseña del libro de Werner Rügemer, Virus Editorial, publicada en la
revista Temas para el debate de octubre
2013. nº 227)
Aunque han sido una de las causas de la crisis financiera
que desde 2007 expandió Wall Street, las agencias de calificación de riesgos
financieros siguen dominando los mercados internacionales del crédito y el
endeudamiento de empresas y de Estados otrora soberanos; y pese a las críticas
y las reformas, han salido reforzadas como parte de lo que llaman “los
mercados”, esa instancia suprema que convierte a menudo a los gobiernos en
meros gestores de los intereses bancarios.
En este libro de Werner Rügemer, doctor en filosofía y
periodista de investigación especializado en delincuencia bancaria, encontramos
un análisis de este problemático instrumento del capitalismo global que
contribuye al endeudamiento sistèmico, aportando una información valiosa de la
que suele carecer nuestra “clase política”. Desde la perspectiva del predominio
de las finanzas, en esta investigación destacan tres puntos, como son la
falacia demostrada de la pretendida objetividad de las calificaciones de
riesgo; la estructura enmarañada de la propiedad de las agencias que desmiente
su independencia; y, sobre todo, su integración en un sistema financiero global
mediante el cual se imponen los intereses del capital sobre los de la
ciudadanía.
Las calificaciones del crédito por cuenta del acreedor,
sus criterios y métodos de trabajo de estas agencias, esconden los motivos
espurios en que se sustentan. Y hay casos en que se perciben fácilmente las
motivaciones políticas como fue la pérdida de la máxima calificación, la triple
A, para la deuda publica de los EEUU en el verano de 2011, que gran parte de
los analistas consideraron como una penalización de la inclinación social de
Obama en su disputa con la oposición republicana. Otro ejemplo es el manejo que
han hecho las tres principales agencias de las calificaciones “no solicitadas”
para los bonos soberanos europeos, que fueron publicitadas motu propio en
determinados momentos durante la crisis del euro. Una visión del asunto
particularmente relevante viniendo de un experto alemán, quien nos recuerda que
la historia comenzó cuando en “la comunidad financiera” se difundió la fórmula
de “los PIGS” (cerdos en inglés) para referirse a Portugal, Irlanda, Grecia y “Spain”, lo que
significó una rebaja psicológica y mediática que precedió a las rebajas
sucesivas de las calificaciones por las tres agencias, aunque en otro orden:
Irlanda primero, seguida de Grecia y Portugal y luego España; todo en función
de los intereses que representan estas reverenciadas agencias, empresas
privadas que buscan el lucro propio y de los grupos de que dependen.
Porque ese es un dato que generalmente se ignora o se
oculta y que explica que, de las miles de agencias de calificación disponibles,
“las tres grandes” Standard & Poor, Moody´s y Fitch dominen el 95 % del
mercado global de estos servicios; y que como tales empresas privadas se
integran en grandes grupos empresariales globales. S&P pertenece al grupo
McGraw Hill, conocida editorial y matriz de una variada gama de empresas, como
la gestora del famoso índice bursátil S&P 500; Moody´s Investors Service
depende de Moody´s Corporation de la que a su vez dependen empresas con
intereses en software financiero, análisis de riesgos, etc.: y la agencia
Fitch, la menos importante de las tres, es del holding Fimalac, que tiene como
dueños al financiero francés Marc Ladreit de la Charrière y al magnate de
medios Hearst. Todos vinculados con grandes fondos de alto riesgo como Capital
Group, BlackRock y otros.
Este libro de lectura recomendable y fácil, muestra cómo las
finanzas han logrado un modelo de agencias
reconocido como oficial por legislaciones, gobiernos, el BCE, el FMI,
etc., con un marco jurídico que ampara su irresponsabilidad por los errores y
desmanes demostrados. Mientras tanto, estas empresas privadas actúan como lobbies
del capital dentro del sistema, gozando a su vez del apoyo de grandes lobbies
financieros como el Instituto de Finanzas Internacionales, contrario a la
creación de una agencia europea propia que tantas veces ha sido anunciada.-