Entrevista de Manoel Barbeitos con el autor de este blog, publicada en gallego, en el nº 195-agosto 2013 de la revista
mensual de información y debate TEMPOS NOVOS.
(...)
-- El economista francés y premio Nóbel, Maurice Allais, señala que la
actual economía capitalista se ha convertido en un casino. Tu mismo utilizas
esa metáfora en tus dos últimos libros para aludir al casino financiero que se
impone sobre los gobiernos. ¿Podrías sintetizar los argumentos en los que
apoyas esa idea?
Intentaré
resumirlos. Primeramente hay que tener presente que el dinero se mueve
libremente de un país a otro. Incluso el tratado de la UE prohíbe a los Estados
miembros restringir los movimientos de capitales entre los miembros y con
terceros Estados. Aunque las economías productivas son nacionales o locales, el
sistema financiero es global, no es español ni europeo. Eso le otorga mucho
poder a quienes tienen muchísimo dinero, como son los grandes bancos y los
grandes fondos de inversiones. Es lo que se esconde tras la expresión “los
mercados”, que sirve a los gobiernos para hacer lo que interesa a los grandes
bancos en contra de lo que prometieron a sus propios electores.
- ¿Y la metáfora del casino?
Es
un casino porque los juegos, trucos y trampas de los negocios financieros que
explico en el primer libro de los dos citados, resulta que no sirven a la
economía real, puesto que no generan el crédito que esta necesita para que se cree
riqueza y empleo. Pero todo casino crea incertidumbres, inseguridades y riesgos;
y los de este casino que hablo son de gran magnitud para la economía y para la
democracia. Con la particularidad de que en este casino financiero los
beneficios se los reparten los jugadores (la gran banca, las grandes firmas
financieras, los fondos de inversiones, etc.); y si hay pérdidas las pagamos
todos los ciudadanos. Es lo que se ha demostrado tras la crisis de las famosas
hipotecas subprime, sin garantías, en los EE.UU.; y con la explosión de la
burbuja inmobiliaria en España. Los bancos, dedicados básicamente a la
especulación financiera, generan tales riesgos económicos que, al no poderlos
evaluar de antemano, los gobiernos optan por salvarlos a costa de los
contribuyentes.
-- Burlando las barreras mediáticas existentes, nos llega la noticia de
que, a pesar de la crisis que afecta al comercio mundial de mercancías y también
al crédito, siguen moviéndose billones de divisas –dólares, euros, yenes…- en
las bolsas y en los mercados financieros. ¿Es verdad esto?
Pues
sí. Lo vemos en la prensa financiera internacional. Mientras las economías productivas,
las que producen riqueza y empleo, siguen en recesión en mayor o menor grado,
sean la española, la eurozona, la británica o los propios EEUU, observamos que la
crisis de Wall Street que contagió a Europa ha traído el fortalecimiento del
casino financiero, gracias a las ayudas públicas a los bancos tanto en los EEUU
como en la UE; este sistema financiero mundial, sin fronteras y sin control público,
ha salido reforzado de su propia crisis. A nivel global, ha aumentado el
volumen de los negocios financieros que buscan el lucro sin aportar nada a la
economía productiva. Por ejemplo, han vuelto a los niveles anteriores a la
crisis los derivados, que son contratos de apuestas sobre los movimientos de
los precios de las acciones, los bonos soberanos o el precio del petróleo, etc.
como explico en el libro mencionado. Son unos mercados mundiales de más de 600
billones (600 con doce ceros) de dólares, como diez veces el valor de la
producción mundial en un año. Y eso no repercute en aumento del comercio
internacional de mercancías o en más crédito para las empresas. En un plano
menor, tenemos el ejemplo de la economía española que no se ha visto beneficiada
con los préstamos multimillonarios del Banco Central europeo a la banca
española, porque los ha dedicado a tapar agujeros contables (las pérdidas con
pisos o urbanizaciones invendibles) e
igualmente a especular con la deuda publica española o de otro país europeo en
crisis.
-- Y ¿cómo se puede explicar que suceda eso después de la crisis global
y europea?
En
primer lugar, podemos decir que la partida que se jugaba en ese casino tras la
crisis sistémica, los gobiernos del G-20 la perdieron frente a los grandes bancos.
Sin controlarlos, optaron por ayudarles
con dinero público, porque al tener un sistema financiero global y sin
supervisión de ningún organismo público internacional ni nacional, las
autoridades no sabían qué podría ocurrir si no se les rescataba. Recordemos que
la quiebra del único gran banco que se
dejó caer, el Lehman Brothers en septiembre de 2008, hizo temblar a todos los
demás bancos, al sistema de pagos internacionales, y casi produjo un colapso económico
mundial.
-- Fue entonces cuando dijo Zarkozy aquello de refundar el capitalismo.
Nada de nada, ¿no?
Pasado
el susto, en vez de hacer lo que decían que iban a hacer, reformar el sistema o
“refundar el capitalismo” como efectivamente dijo Zarkozy, se pusieron de
acuerdo para no tocar las bases ideológicas neoliberales del sistema financiero.
Se han introducido algunas regulaciones funcionales pero nada de cambios
estructurales. Los grandes bancos se han visto reforzados en los EEUU y en la
UE; y crece su dedicación a la especulación financiera como he dicho, reduciéndose la banca
tradicional que utilizaba los ahorros en depósito para préstamos a la industria
y al consumo. Y, por otra parte, el problema de los bancos que tuvieron o
escondieron grandes pérdidas, se trasladó a los déficits públicos, socializando
esas pérdidas y subordinando las políticas de los gobiernos a la supervivencia
de las entidades que habían fracasado como empresas privadas.
Aunque
para explicar el caso español, que básicamente ha afectado a las Cajas de
Ahorro, habría que tener en cuenta además algunos factores propios.
-- Por cierto, Galicia es la única de las comunidades históricas que se
quedó sin Caja propia. De ahí que el debate sobre lo que sucedió con sus dos
grandes Caixas se mantenga aún activo. La gente quiere saber las causas, más
allá de lo puramente nominal o de las responsabilidades individuales que
pudieran tener lugar. Sin olvidar los errores de gestión –que los hubo y fueron
muy grandes.
Desde
luego faltan datos oficiales sobre la crisis en la gestión de cada una de las
Cajas españolas para poder analizar sus
causas y explicar el por qué de la salida política de su bancarización.
Recordemos que el dinero de las Cajas de Ahorro era y es dinero público,
procedía del pequeño ahorro, y la gestión era pública aunque no estatal. Por
eso, tenemos que destacar ante todo la responsabilidad de los gestores
políticos o vinculados a los partidos mayoritarios en las causas y en las
soluciones.
- Con que argumentos se puede atribuir esas responsabilidades?
Todo
indica que ante el grave problema que planteaba esta crisis, nuestros
gobernantes solo pensaron en “salvar a los nuestros”. Para empezar, digamos que
tanto Bankia como NCG Bank representan el fracaso de las reformas financieras
del gobierno actual (la de febrero de 2012 era la “definitiva”) y del anterior,
que no lograron enderezar la situación hasta que se produjo el rescate por la
UE y el FMI. Está claro que el objetivo político básico de los últimos
gobiernos fue ocultar la corrupción sistémica e ignorar las responsabilidades
de las oligarquías políticas regionales, soporte de la élite política estatal.
Primero se liberalizaron las Cajas para que actuaran como banca financiera, que
alimentaba la especulación inmobiliaria dentro y fuera de su área geográfica
natural, obteniendo dinero barato del exterior mediante los nuevos mecanismos
bancarios. Luego se llevó a cabo una política consensuada por los principales partidos
para tapar el desastre de esa especulación inmobiliaria y eludir la exigencia
de responsabilidades por una gestión bancaria nefasta. Y se optó por las
fusiones y su conversión en bancos privados mantenidos a flote con dinero
público.
- ¿Por qué no se aprovecharon las circunstancias para recuperar una
banca pública que permitiera unas políticas de reactivación económica de las
que carecemos?
Es
lo que muchos nos preguntamos. Lo más escandaloso del caso español es que la
intervención del FROB, la ayuda prestada por el Estado y por la UE a los bancos
no se ha condicionado a que dieran crédito a las PYMES, ni se les exigió que
suprimieran las filiales en los paraísos fiscales que utilizan para defraudar
al propio Estado que les ayuda. Y más grave aún, si antes había un sistema de
Cajas que gestionaba la mitad del ahorro español, dentro de poco tendremos un
sistema donde unos pocos bancos grandes gestionaran el 70 por ciento. Una vez
más, ha ganado esta partida la gran banca.
- ¿Y se puede decir que la reforma
del sistema bancario español se está haciendo en función de los intereses de
los lobbys financieros?
Sin
duda. Prevalecen los intereses de la gran banca en la crisis española como en
la crisis europea o estadounidense. Y para eso se valen de los grupos de
presión u organizaciones profesionales que sirven esos intereses, que son lo
que llamamos lobbies financieros. Es un tema al que dedico mi último libro,
presentado hace dos meses en Madrid y Barcelona, en el que incluyo un apunte al
caso específico de España, donde el oscurantismo reinante impide conocer el
trasfondo de las decisiones políticas en materia bancaria.
- ¿De que lobbies financieros hablamos cuando nos referimos a la crisis
españolas?
Como
documento en este libro reciente, en la crisis bancaria española ha jugado un
papel importante el Instituto
de Finanzas Internacionales (IIF), que es el mayor lobby mundial
de los grandes bancos, con sede central en Washington DC, que cuenta entre los
miembros dirigentes a Goldman Sachs, al Grupo ING, al BNP Paribas, al Deutsche
Bank y al español BBVA (Francisco
González). Como tal lobby bancario, el IIF ha tenido un
papel muy activo en el desarrollo de la crisis de la deuda soberana del euro,
en particular en la crisis griega; y también, con su intervención entre
bastidores, en el proceso de la crisis bancaria española mediante contactos
directos con las más altas autoridades españolas mantenidos durante 2010, 2011
y 2012, abordando la bancarización de las Cajas de ahorros españolas y
“asesorando” en la creación del «banco malo» (la sociedad mercantil Sareb para
gestionar los activos inmobiliarios invendibles de los bancos). El análisis de
esos hechos relevantes demuestra el peso de la gran banca en toda la Unión
Europea. Y la propia prensa nos ha dado noticias de reuniones y contactos de la
Asociación española de banca con ministros y líderes de la oposición para
impedir una modificación de la vieja legislación hipotecaria que permite los
desahucios injustos e inhumanos. Ejemplos cercanos de cómo la gran banca
organiza la defensa de sus intereses y del sistema financiero vigente sin
regulación ni supervisión de los Estados.
- ¿El caso español es paradigmático en relación con otros países que
también sufren la presión de los lobbies financieros?
Los ejemplos españoles son
una mínima parte del papel que han jugado y están jugando las organizaciones y
agencias profesionales, los lobbies que trabajan para la gran banca y los
intereses financieros. ¿Por qué, casi cinco años del comienzo de la crisis, los
bancos se presentan más seguros que los gobiernos? ¿Por qué aquellas denuncias
de Obama no se han traducido en unas finanzas estables, reguladas y
supervisadas? ¿Por qué la City de Londres, otro lobby mundial, frena o vacía de
contenido las propuestas de regulación financiera en Bruselas? ¿Por qué en las decisiones en Bruselas pesa
más la banca que los gobiernos y los
ciudadanos de la Unión Europea? Son
algunas de las muchas preguntas a las que
intenta responder mi libro Los lobbies financieros, tentáculos del
poder (Clave Intelectual, 2013) donde se analizan algunos instrumentos de
que se valen los grandes bancos y firmas financieras para gestionar la
constante presión política que mantienen sobre los gobiernos, defendiendo un
sistema financiero inestable pero que les beneficia; y que en gran medida no
sirve a la economía real que genera riqueza y trabajo. Son los lobbys de los
grandes bancos y firmas financieras que se sirven de la llamada puerta
giratoria, es decir, del flujo continuo de idas y venidas de expertos entre el
sector privado y la tecnocracia pública; y de la financiación privada de los
partidos políticos para ganar influencia o poder sobre la política.-
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