Después de cinco años de crisis, en 2013 ha disminuido
notablemente el apoyo ciudadano al liderazgo actual de la Unión Europea, según
revela una encuesta de Gallup del 9 de enero pasado. Esta caída de la confianza ciudadana en los dirigentes
actuales de la UE no ha ocurrido únicamente en los países rescatados, obligados
a recortes de salarios y prestaciones sociales mientras la banca recibía
sustanciosas ayudas financieras. Este descenso en la opinión pública de la
mayoría de los países europeos apunta claramente al rechazo de las políticas
llamadas de austeridad con un reparto injusto de los costes de las ayudas
financieras a los bancos; y la manifiesta complacencia de las
instituciones comunitarias y de los gobiernos
europeos con la evasión y el fraude fiscal de esos mismos bancos y grandes
empresas.
Resulta muy significativo el cambio de la opinión pública
respecto a Europa en España e Irlanda, aun cuando se considere que ambos países han cumplido las
duras contrapartidas por la ayuda recibida de la UE y el FMI para que recuperaran
el capital perdido por sus respectivos bancos en negocios especulativos.
En el caso de España, el rescate financiero no ha impedido
que la aprobación por la opinión pública del liderazgo europeo haya descendido
del 59 % en 2008 hasta el 27% en 2013; es decir, menos 32 puntos porcentuales. Del
anterior entusiasmo por Europa, los españoles hemos pasado a una actitud
crítica predominante, cuando menos, en la opinión pública de hoy.
En Irlanda, un país tan proeuropeo como España, la
aprobación pública del liderazgo europeo ha caído del 70 % en 2008 al 47% en el
año pasado (23 puntos menos), pese al rescate que alcanzó la cifra de 67500
millones de euros de la UE y el FMI.
Y desde luego, muchos de los datos de la encuesta de Gallup
sugieren que está fallando gravemente el actual liderazgo de la UE, cuando
aparecen tan abiertas discrepancias entre las propias opiniones públicas de los
seis países fundadores de las instituciones europeas. Mientras la aceptación del liderazgo europeo entre 2008-2013
baja 11 puntos en Holanda, 5 en Francia y 7 en Luxemburgo, por el contrario
asciende esa aprobación para las opiniones públicas de Alemania (3 puntos),
Bélgica (1 punto) e Italia (9 puntos). En el caso italiano podemos pensar que
han valorado tal vez que la UE les ayudó
a librarse de Berlusconi aún a costa de violentar las reglas de la democracia.
Resulta evidente una vez más que la mayoría de la opinión
pública europea rechaza la influencia dominante de los lobbies bancarios en las
decisiones de las instituciones y en liderazgo europeo, que se ha revelado
abiertamente en las ayudas financieras generalizadas y sin condiciones a los
bancos europeos, incluidas las políticas de préstamos baratos del BCE que han
permitido a la banca hacer negocios financieros con dinero público sin conceder
créditos a la economía real. Y asimismo la opinión pública mayoritaria en
Europa rechaza que el hombre más poderoso de Europa, Mario Draghi, presidente
del BCE esté ligado profesionalmente a Goldman Sachs. Ninguna de esas ayudas
europeas a la banca se ha condicionado a la supresión de filiales y sociedades tapadera
en Suiza y otros paraísos fiscales, utilizadas para la evasión y el fraude
fiscal. Al mismo tiempo que la Comisión europea, con la aquiescencia del
Consejo europeo, mantiene fluidas relaciones comerciales amistosas y la libertad
de movimientos de fondos con todos esos paraísos financieros que facilitan la
corrupción política, como demuestra el caso de España y los de otros países.-
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