Al escándalo del Libor, el tipo de interés básico de
Londres, se suma ahora la manipulación de los tipos de cambio de monedas. Los
manuales de economía nos decían que el tipo de cambio de una moneda nacional es
un precio que se genera por el cruce de la oferta y demanda de ambas divisas,
generadas a su vez por las necesidades de pagos exteriores de las economías.
Pero tras la globalización financiera, resulta que a las necesidades de las
economías se añaden los capitales volátiles que especulan con las divisas y la
manipulación de los tipos de cambio por
los grandes bancos. Lo demuestra una extensa y complicada investigación que se
desarrolla desde hace unos meses; y que afecta a más de una docena de grandes
bancos en un buen número de países, suscitando cuestiones básicas sobre cómo se
opera en este mercado financiero con un volumen de los mayores del mundo.
Un gran mercado para cuatro bancos
El mercado mundial del intercambio de divisas alcanza un
volumen DIARIO de 5,3 billones (trillion) de dólares (equivalente a más de
cinco veces el PIB español), reflejo de las crecientes idas y venidas de
capitales especulativos en busca de rentabilidades ajenas a la economía real,
sumadas a los préstamos interbancarios y a todas las operaciones comerciales
entre zonas monetarias (dólar, euro, libra, yen, peso mexicano, etc.) que
significan pagos cruzados por intercambio de bienes o servicios. Dada la
dimensión de ese mercado, durante largo tiempo los bancos venían alegando la
imposibilidad de su manipulación, pero el argumento se derrumbó desde que las
investigaciones se centraron en las divisas más liquidas.
El foreign-exchange
market (forex es el argot
financiero) es un mercado global donde participan cientos de firmas. Sin
embargo, solamente cuatro grandes bancos alcanzan una cuota superior al 50 % de
todas las compras y ventas de divisas, según el estudio de 2012 realizado por
Euromoney Institutional Investor PLc. El número uno es el Deutsche Bank AG con sede
central en Francfort con una cuota del 15,2 %, seguido por el Citibank Inc. de Nueva York con el 14,9
%; a los que siguen el Barclays Plc
de Londres con el 10,2 % y el suizo UBS
con sede en Zurich con el 10,1%. Aunque
los portavoces oficiales de esos bancos y los traders entrevistados por la agencia Bloomberg News se negaron a identificar cual de estos cuatro bancos
tomaba parte en los manejos manipuladores del precio de las divisas;
después informaciones del Financial Times y otros medios confirman que los
cuatro grandes están sujetos a las investigaciones desplegadas en diversos
países.
Las investigaciones fueron comenzadas por las autoridades
del Reino Unido hace más de un año, gracias a un soplo de alguien del ramo; y las
distintas autoridades nacionales las han
ido extendiendo mundialmente hasta abarcar al menos a 15 grandes bancos,
incluido Goldman Sachs, e ignoramos hasta esta fecha si afectan a alguno de los
grandes bancos españoles. Como una vez más está en juego la deteriorada imagen
pública de la banca, nueve megabancos implicados
– Barclays, Citigroup, Deutsche Bank,
HSBC, JPMorgan, Lloyds, Royal Bank of Scotland, Standard Chartered y UBS –
ya han tomado medidas de suspensión de empleo o despido a más de 20 traders,
aunque a ninguno se le ha acusado formalmente
de la comisión de delitos, y como es natural se han negado a hacer
declaraciones a la prensa, según informaciones del Financial Times.
Los traders o agentes-comisionistas
En conjunto, más de una docena de organismos reguladores de
Europa, los EEUU y Asia, están llevando a cabo sus propias investigaciones o
colaborando en las demás investigaciones para el análisis de las alegaciones presentadas
por los traders. Y esta dimensión lleva a la prensa especializada (por ejemplo,
Forex in the spotlight, FT 16/2/2014)
a enfocar su mirada por ahora más hacia los traders
que hacia los agujeros del sistema.
Porque el fondo de la cuestión es que el sistema financiero
actual permite que los tipos de cambio, los precios de las distintas divisas se
fijen por acuerdos entre los traders
de los grandes bancos buscando el lucro personal y el de su empresa a costa de
los clientes. Desde Londres a Tokio y
desde Nueva York a Buenos Aires, todos esos agentes bancarios incluyen
principiantes y veteranos, especialistas en divisas como el yen o expertos
generalistas que negocian cambios entre euro-dólar o dólar-peso. Según los
datos disponibles, estos agentes-comisionistas del banco utilizaban las salas
de chat y otras formas de comunicación electrónica para compartir información
sobre los clientes y ponerse de acuerdo para manipular los precios diarios de
referencia de las divisas. Las indagaciones se centran particularmente en los
grupos de mensajería instantánea en el sector como el “Bandits´ Club”, “The
Cartel” o “The Mafia”, grupos que gozaban de alta consideración entre los
profesionales del ramo y cuyos miembros practicaban diversas “técnicas”. Las
más frecuentes eran el intercambio de datos sobre los grandes clientes para
ponerse de acuerdo antes del momento preciso para fijar los tipos de cambio; o
adelantando sus propias compras o ventas a las solicitadas por los clientes.
Los propios bancos, incluido el omnipresente Goldman Sachs, están
llevando a cabo sus propias investigaciones que, al parecer, consisten en el
examen de millones de mensajes enviados por los traders en esas salas de chat,
por texto o por voz. Y asimismo analizan las modalidades prácticas en la
negociación sobre cada moneda y en todas las geografías. Y, como ya es
tradicional, se suceden las manifestaciones proclamando su decisión de acabar
con las malas prácticas.
Para algunos de estos bancos investigados es el segundo
escándalo que les golpea en poco tiempo. Por el escándalo de las manipulaciones
del Libor, a Barclays y otros le han costado 6,000 millones de dólares en
multas y han perdido su empleo principales ejecutivos, Bob Diamond en Barclays,
Piet Moerland en Rabobank y David Caplin del broker RP Martin.
Ahora, fuentes solventes aseguran que el escándalo de los
tipos de cambio, el forex scandal, será tan grave como el inacabado caso del Libor y para algunos bancos les
supondrá multas milmillonarias, años de litigios y la salida de ejecutivos
veteranos pero con elevadas compensaciones. Según los expertos, el asunto ha estallado en un momento
particularmente malo para los grandes bancos de inversiones, que aseguran estar
bajo la presión de las regulaciones post crisis, de los mayores requisitos de
capital junto a débiles niveles de negocios de renta fija, monedas y materias
primas. Pero paradójicamente las amenazas de riesgo sistémico conceden mayor
poder a la banca sobre los gobiernos. Y, ante todo, se demuestra que la amarga
experiencia de la crisis no ha traído la transparencia y la supervisión
financieros que anunciaron los gobernantes del G 20.-
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