En noviembre de 2009, Lloyd Blankfein, el consejero delegado
(CEO) de Goldman Sachs, atraía la atención mediática por las desorbitadas
cifras de las primas anuales (bonus) repartidas entre los altos empleados.
Además, en una muy comentada entrevista del Sunday Times de Londres defendía
esas retribuciones milmillonarias diciendo que era una medida relacionada con
el rendimiento a largo plazo; y para escándalo general aseguraba que como
banquero estaba “haciendo el trabajo de
Dios” (Doing God´s Work) porque “tenemos un fin social. Ayudamos a las
compañías a crecer ayudándoles a recaudar capital. Las compañías que crecen
crean riqueza. A su vez, esto permite a la gente tener puestos de trabajo que
traen más crecimiento y más riqueza. Es un círculo virtuoso”.
Como en tantas ocasiones este alto ejecutivo neoyorquino
confundía los negocios virtuales de
especulación financiera en beneficio de unos cuantos con la
economía real que es la que crea riqueza y empleo.
Meses antes de la citada entrevista, el periodista
investigador Matt Taibbi en la revista Rolling Stone Magazine (julio de 2009),
daba una imagen más precisa y acertada del funcionamiento de este banco de
negocios que tuvo gran eco mediático:
“Lo primero que se
necesita saber sobre Goldman Sachs es que está en todas partes. El más potente
banco de inversiones del mundo es un gran calamar- vampiro (Vampire squid) que cubre la faz de la humanidad, atiborrando sus vasos sanguíneos con
algo que huela a dinero”.
Mucho se ha escrito sobre la inmensa dimensión y poder de
Goldman Sachs en los EEUU, de su incesante puerta giratoria entre el banco, los organismos reguladores y la élite
política en Washington. Pero Goldman Sachs cultiva los contactos con el poder
político en todo el mundo; y no solamente en la capital de los EEUU sino en
Nueva York (es el asesor bancario del periódico The New York Times) como en las
monarquías autoritarias del Golfo y en Israel, aunque sobre todo su influencia
política se deja sentir en Europa…
(Los
párrafos anteriores están tomados de la presentación del extenso capítulo del
libro Los lobbies financieros, tentáculos
del poder; donde se registran las principales intervenciones de estos
miembros de Goldman Sachs, calificados como “dueños de la Eurozona” en el
gráfico del periódico inglés The Independent que reproducimos aquí)
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