(Texto de la primera parte de la
conferencia del 21 de mayor de 2014 dentro del ciclo La banca o la vida organizado en Barcelona por Attac-Acordem y
otras organizaciones sociales con el loable objetivo de crear conciencia una
conciencia crítica informada sobre las consecuencias finales del descontrol de
la banca)
Los
bancos como empresas privadas tienen pérdidas que, como cualquier empresa, de
entrada deberían asumir y absorber. Pero
la experiencia reciente nos muestra que las pérdidas de los bancos las estamos
pagando los contribuyentes, porque se han socializado.
Y es
que LOS RIESGOS que plantea la banca actual SON UNA AMENAZA PERMANENTE para el
sistema financiero y para la sociedad.
Y los
gobiernos se consideran obligados a salvar a los bancos SIEMPRE. Esa es la
clave del éxito del casino financiero: las ganancias para los jugadores y las
pérdidas para los ciudadanos.
Desde
la quiebra de Lehman Brothers, a ninguna otra entidad financiera importante se
la ha dejado caer. Hasta el verano de 2012, en EEUU y en Europa todas han sido
rescatadas, desde la aseguradora estadounidense AIG, el belga Dexia, Hypo Real
Estate en Alemania, Credit Inmobilier en Francia o Bankia.
En un libro que denuncia la insolvencia bancaria crónica,
Anat Admati, profesora de la Universidad de Stanford, y Martin Hellwig,
Director del Instituto alemán Marx Planck,
se afirma que “El principio
de que los bancos, como cualquier otra empresa, pueda ser forzada a
soportar las consecuencias de sus malas decisiones parece que ha dejado paso al
temor general al contagio desde el fracaso de los grandes bancos de Wall Street”.
O también se ha
convertido en coartada política para los gobernantes como ha sucedido en
España, donde a ninguna entidad pequeña o grande se la ha dejado quebrar. Y
para las que no solamente se ha producido el rescate de los bancos, con avales
y ayudas del Estado y de fondos europeos por importe de superior a los 100,000
millones de euros sino que se ha transformado el sistema bancario.
En 2008, el año de la quiebra del banco Lehman Brothers, el
sistema bancario español se repartía al 50 % entre 45 Cajas de Ahorro y 15
bancos privados.
Al comenzar 2014, han desaparecido las antiguas Cajas convertidas
en 12 bancos privados; y unos 3 ó 4 grandes bancos controlaran entre el 70- 80
% del negocio bancario en España. Y, conforme a lo previsto por el actual
Gobierno, el Estado español se quedará sin una banca pública que al menos
atienda las necesidades de crédito de la pequeña y mediana empresa y de la
gestión de las administraciones locales, contribuyendo a dar empleo a más de 5
millones de españoles.
Aquí, una vez más, con la crisis han ganado la partida los
grandes intereses de la banca privada globalizada, que con tanta eficacia
defienden las organizaciones y agencias
de lobbies financieros.
ACTUALMENTE, LA
GRAN BATALLA POLÍTICA GLOBAL BUSCA LOGRAR REDUCIR Y REGULAR LOS RIESGOS DE LA
BANCA.
LA BANCA Y SUS RIESGOS
Por eso, conviene tener claro de qué banca hablamos. Y
hablamos de la banca financiera, a la dimensión financiera actual de la banca
comercial o de depósitos. Hoy, los bancos son BANCA
UNIVERSAL, que abarca dos áreas de actividad diferenciadas como son:
Por un lado, LA BANCA DE DEPÓSITO con la
función tradicional de intermediación del crédito supervisada por los Bancos
centrales, de recibir depósitos de particulares y empresas y de invertir esos
depósitos en préstamos a la economía productiva; al mismo tiempo que son el
centro del sistema de pagos.
Y por
otro lado, LA DIMENSIÓN FINANCIERA, las actividades bursátiles y demás negocios
puramente financieros y especulativos. Y esa confusión de la actividad
puramente financiera y especulativa con la banca tradicional se difundió en los
años noventa, cuando la Administración
del Presidente Clinton derogó la ley Glass-Seagall que estableció durante más
de 60 años la separación entre banca de inversión o de negocios y banca comercial, una ley que ahora se echa de menos.
Los negocios de la liquidez
Hoy la economía
actual demanda ansiosamente el crédito de la banca para la producción y para el
consumo. Sin embargo, comprobamos que la actividad de la banca actual se centra
prioritariamente en las bolsas y demás mercados financieros incluidos los
monetarios, donde logra la mayor parte de la liquidez que consigue con los
depósitos, la titulización de los créditos, los repos, la venta de activos y
cualesquiera otro tipo de operaciones. Y al mismo tiempo hace negocios con esa búsqueda de liquidez.
Ejemplo: las inversiones financieras de os bancos españoles con el dinero
recibido del BCE. Además, los
bancos han ido expandiendo sus negocios mediante la invención de nuevos
productos e instrumentos destinados a disponer de más liquidez y aumentar el negocio convirtiendo
en activos financieros los activos físicos o comerciales empleados en los
distintos mercados.
A los riesgos de
los mercados financieros se añaden a los riesgos propios del negocio bancario
tradicional y los convierte en riesgos incalculables.
¿Puede garantizar
un Estado los depósitos de los ahorradores si el banco practica la especulación
en los mercados financieros?
La respuesta suele
ser los rescates a cuenta de los contribuyentes.
El doble riesgo
sistémico de los bancos
Para entender el
significado de este punto conviene recordar que la banca tradicional es ya de por sí un modelo de negocio frágil
con DOS RIESGOS IMPORTANTES para la sociedad en caso de quiebra del negocio
como son el riesgo típico de liquidez y el riesgo bancario interconectado,
sistémico.
EL RIESGO TÍPICO DE LIQUIDEZ: El dinero es depositado a corto plazo y puede ser retirado por los
depositantes en cualquier momento. Y quienes reciben los préstamos los devolverán
a largo plazo; y con este papel de intermediario, técnicamente el banco
transforma los vencimientos, convirtiendo el corto plazo en largo plazo. Por
tanto, no puede prestar todo el dinero recibido en depósito a corto plazo y
tiene que salvar su solvencia con capital propio.
Pero aunque tenga
obligatoriamente un capital propio y unas reservas, un primer riesgo de la
banca tradicional es que los depositantes y titulares de cuentas corrientes,
inquietos por algún evento o noticia muy relevantes, pueden acudir en masa a
retirar sus depósitos. Ese es un riesgo típico de liquidez que deriva de
que el banco obtiene préstamos a corto plazo como son los depósitos y las
cuentas corrientes; y concede préstamos
a largo plazo. Y es un riesgo especial porque cuando ocurre tiene efectos
devastadores y es de imposible cuantificación, porque responde a movimientos
colectivos de desconfianza y de pánico, sin que tengamos un modelo fiable de
predicción de pánicos bancarios.
El problema de garantizar los depósitos bancarios de los
particulares quedo resuelto en términos relativos desde que se crean en los
países un fondo de garantía de depósitos. Por lo cual el Estado establece unas garantías legales con la exigencia
de un capital propio adecuado; y un fondo para garantizar hasta una cierta cuantía (100,000 euros en la
UE y 250,000 dólares en los EEUU) de los depósitos, porque el banco por sí solo
no podría afrontar esa situación.
Pero resulta que esta garantía de los depósitos bancarios se
convierte a su vez es un seguro público para la propia banca, que le incentiva
para asumir mayores riesgos con negocios financieros y especulativos en los
mercados mundiales. Y por tanto, prefiere endeudarse que dotarse de más capital
para afrontar negocios arriesgados; mayor solvencia. ES UN GRAN PROBLEMA.
EL RIESGO INTERCONECTADO. El modelo de negocio bancario
tradicional conserva además otra segunda
característica relacionada con los pagos en la economía. Los bancos son
empresas privadas como las de otros sectores, pero gestionan el sistema de
pagos de las economías. Hay que tener en cuenta que hoy por hoy los pagos
nacionales e internacionales pasan por los bancos. Los bancos son el centro del
sistema de pagos, lo que crea una red de toma y concesión de préstamos por los
bancos y entre los propios bancos. Este mercado interbancario tiene como efecto
la creación de un riesgo interconectado, sistémico; porque cuando un banco
quiebra, los otros bancos se encuentran en apuros.
Cuando aparece un problema en un banco se contagia, se
propaga por el sistema bancario como una enfermedad infecciosa. De este modo,
los riesgos dentro del sistema bancario están interconectados, correlacionados.
Por ejemplo, cuando una empresa automovilística cierra es una buena noticia
para las demás, que podrán expandir su producción y sus ventas, aumentando sus
beneficios. Y eso no sucede con los bancos.
LOS MEGABANCOS.
Esos dos rasgos básicos de la banca en general se han agravado en los últimos
tiempos con el aumento de la dimensión financiera de banca, que la hace global.
Y cuyos mayores riesgos se acumulan en los llamados BANCOS SISTÉMICOS.
He ahí el problema de fondo
de las consecuencias de la deficiente regulación y globalización del negocio
bancario que sigue sin resolverse. Los gobiernos del G-20 han sido incapaces de
dar una solución al problema del riesgo sistémico de los grandes bancos que
asumen todos los riesgos contando con que si se equivocan, los gobiernos
acudirán en su ayuda para evitar los imprevisibles perjuicios que generarían
para todo el sistema financiero y económico; es la cuestión irresuelta de los “bancos demasiado grandes para quebrar” (too
big to fail).
La idea implícita de estos megabancos es que, dada sus
grandes dimensiones financieras y su inserción en el sistema, tienen la certeza
de que los gobiernos acudirán en su rescate; lo que les incita a asumir riesgos
económicos que si tuvieran unas menores dimensiones no se atreverían a correr.
Cuanto mayor es el banco, mayor es el riesgo para el sistema y para la
sociedad. De ahí que, en caso de amenaza de quiebra, en la práctica se da por
supuesto su rescate por los contribuyentes.
Las experiencias recientes también demuestran otra versión
de ese problema y es que, además, se trata de bancos demasiados grandes para
ser gestionados (to manage), porque sus dimensiones globales los hacen muy
complicados y difícil coordinar todas las decisiones que afectan al conjunto,
de modo que los errores de la dirección los pagan los contribuyentes. En los
EEUU, dada los abusos que comente y se descubren, la frase se ha transformado
en que son demasiado grandes para encarcelarlos (too big to jail).
Por tanto habría fragmentarlos y segregar la banca de
negocios financieros y la banca de depósitos.
(El texto íntegro de la Conferencia descargarse de Vimeo en http://vimeo.com/96964980)
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