El ascenso de Jean Claude Juncker desde el cargo de
Presidente del Eurogrupo, y coautor de los planes europeos de austeridad, al cargo de Presidente de la nueva Comisión
Europea, como anticipamos en este blog, tenía que significar ante todo el progreso
del dominio financiero sobre la actual Unión. Bastaba recordar su biografía y cómo
había mejorado la fachada mediática de su Luxemburgo, el prestigioso paraíso
financiero y fiscal por donde ha pasado
y pasa gran parte del dinero sucio de la corrupción política española y otras
nacionalidades, gracias al rasgo básico de la opacidad.
Consecuentemente, para un puesto clave y en un momento
clave, el Presidente electo propone como comisario para los serviciosfinancieros y la unión bancaria, al británico Jonathan Hill, un reconocido lobista
del sector financiero que tendrá a su cargo la regulación financiera y la
vigilancia de su cumplimiento. Lord Hill fue uno de los fundadores de Quiller
Consultants y ha defendido los intereses muy particulares de una amplia gama de
clientes, entre otros, grandes firmas del sector financiero como el HSBC.
De acuerdo con su declaración de intereses para la Cámara de
los Lores, sigue todavía teniendo acciones en el grupo empresarial Huntsworth
plc., al que pertenece Quiller Strategic Communications
Consultants, una relevante agencia de lobby y de “comunicación estratégica”
o de relaciones públicas, con gran
experiencia en la labor entre bastidores y en campañas mediáticas para crear
estados de opinión favorables a la City londinense, como describo y analizo en
el capítulo “Los lobbies de la City”
de mi libro.
Esa propuesta del nombramiento del británico Jonathan Hill para
la nueva cartera de Estabilidad financiera, Servicios financieros y Mercados de
capitales en la Comisión Europea, es calificada como una provocación por elportavoz de Los Verdes en Economía y Finanzas, Sven Giegold, alguien que como
eurodiputado ha trabajado intensamente en el avance de la regulación del
mercado financiero.
Sería poner “una zorra
a guardar el gallinero”, subraya
Sven Giegold, un amigo con quien
compartí años de dedicación a la creación de Tax Justice Network. Y añade que Lord
Hill, con sus contactos bien desarrollados en Londres y en la industria
financiera global estaría en una posición clave para influir en el futuro de la regulación del mercado financiero
europeo.
Desde luego, a estas alturas resulta incomprensible que un
político británico de la derecha conservadora pro-City, sea propuesto para la toma de decisiones en el
desarrollo de la unión bancaria como regular la disolución de los bancos
europeos que fracasen y el proceso de separación de banca comercial y banca de
inversiones, etc.; con la paradoja de que proceda del Reino Unido, que optó por
no participar en el mecanismo de resolución bancaria de la UE.
Precisamente, durante los últimos años, una alianza de todos
los partidos del Parlamento Europeo – dice Giegold - ha estado presionando por una más estricta regulación
financiera. Y Michel Barnier, el comisario saliente de esa cartea, aunque
perteneciente a la derecha francesa, a
menudo ha sido apoyado por el Parlamento Europeo a este respecto. Además, Lord Hill tendrá que enfrentarse a una sesión difícil
ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios (ECON) del PE, para la
ratificación de su nombramiento. Porque resulta que la ex-presidenta de esa
comisión parlamentaria, Sharon Bowles, haya dejado este puesto por la Bolsa de
Valores de Londres (LSE) mediante el no-regulado proceso de la puerta giratoria,
tan habitual en el plano europeo.
Desde la opinión publicada española, como un eco de la
visión seudo patriótica que tiene de Europa el actual gobierno, la atención parece
centrarse en la asignación de la cartera de Energía y Medioambiente al polémico
eurodiputado de la rancia derecha española, Arias Cañete, con intereses en dos
empresas petroleras y una lamentable gestión ministerial en los asuntos medioambientales.
Sin embargo, conviene recordar que, tras “las reformas” nos han dejado el sistema bancario español en
manos de unas cuantas grandes entidades privadas, que se regirán por las normas
que decidan en Bruselas y no en Madrid.-
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