En medio de la crisis financiera de 2008, los bancos de inversiones de Wall
Street se convirtieron en bank holding
companies para tener acceso a los
programas de ayudas y préstamos de la Reserva Federal; y para que los depósitos
de sus clientes quedaran garantizados por el Estado. Desde entonces la realidad
es que se han consolidado financiera y políticamente como poderes fácticos.
Hace casi un año, el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de
Estados Unidos daba a conocer un informe detallado (Wall Street Bank Involvement with Physical Commodities, November 2014)
que documenta otro aspecto más de la información privilegiada, la manipulación
de precios y la dimensión delictiva en general que impregna el sistema
financiero estadounidense y global. Este informe de 400 páginas profundiza
en el reciente ascenso de los bancos y holdings bancarios de Wall Street como
principales actores en los mercados físicos de los productos, en los negocios
financieros derivados y en las empresas relacionadas.
Y el documento nos
da una idea de
la potencia extraordinaria y nociva de tres de los mayores bancos del mundo,
como son Goldman Sachs, Morgan Stanley y
JPMorgan Chase, en el control físico y financiero de las commodities o materias primas, incluidos
los recursos energéticos y los metales. Estas corporaciones controlan mercados
que suponen cientos de miles de millones e incluso billones (trillion) de
dólares en activos, dominan en gran medida la economía mundial y controlan el
sistema político estadounidense. Las actividades de estos
grupos bancarios incluyen el comercio de uranio, las minas de carbón, el
almacenamiento de aluminio y cobre, empresas que operan los oleoductos y gasoductos,
las plantas de gas natural y otras energías o la venta de combustible para
aviones a las compañías aéreas.
"El
nivel actual de participación de los bancos en las materias primas
fundamentales, en la generación de energía y en el suministro de alimentos
parece que carece de precedentes en la historia de Estados Unidos",
señala el informe referido.
La larga tradición de los EEUU, de separación de los bancos
de depósito y de los bancos de inversiones o de negocios, se ha erosionado definitivamente;
y con esta erosión se han atenuado gravemente las protecciones frente a una
larga lista de riesgos y frente a conductas potencialmente abusivas, acrecentando
los peligros de crisis en las finanzas, los riesgos de eventos catastróficos,
el comercio injusto, la manipulación del mercado, las distorsiones de crédito,
la competencia comercial desleal y los conflictos de interés.
Tras la
desregulación de los mercados de materias primas a finales de los noventa, que
fue parte de una desregulación bancaria más amplia bajo la Administración Clinton,
aumentó enormemente el tráfico comercial nacional e internacional en activos
relacionados con productos básicos. Una amplia gama de derivados financieros se
fueron desarrollando para permitir la especulación sobre las materias primas. Y
actualmente estos bancos obtienen sustanciosos beneficios comprando y vendiendo
derivados y otros instrumentos financieros vinculados a los precios de tales
productos básicos más necesarios como el petróleo y el trigo, mediante los
juegos tramposos analizados en El casino
que nos gobierna.
El creciente
control directo de los bienes físicos por parte de los megabancos les ha
permitido no sólo influir en los precios que pagan los consumidores sino
también han logrado aprovechar su control de los productos básicos para
manipular los precios de los instrumentos financieros con los que se juegan en
el casino financiero. Las consecuencias pueden ser fatales porque, por
ejemplo, la especulación sobre los
precios de los alimentos es un factor importante en las variaciones de precios;
que como ya hemos visto puede lanzar a millones de personas a la pobreza y al
hambre en todo el mundo.
Algunas
cifras del informe dan una idea de lo que todo esto implica. En un momento
determinado, el banco de inversión Morgan
Stanley "controló una capacidad
de almacenamiento de más de 55 millones de barriles de petróleo, 100 petroleros y 6,000 millas de tuberías."
JPMorgan construyó una participación
significativa en el mercado del cobre,
con "unos stocks de cobre que
comprendían casi el 60 por ciento del cobre físico disponible en los
intercambios comerciales más importante del mundo." Otras actividades
de los bancos según el citado informe, incluyen el comercio de uranio, la venta
de combustible para aviones de las líneas aéreas, y las minas que poseen y
plantas de energía.
The Goldman Sachs Group, Inc., una sociedad financiera de
cartera, ha descrito las materias primas como una de sus principales negocios.
En la actualidad logra miles de millones de dólares en actividades de las
materias primas físicas relacionadas con la energía, los metales y los negocios
relacionados, y ha expresado su compromiso de continuar en el campo de las
materias primas físicas. Después de convertirse en un holding bancario en 2008,
además de la expansión de sus actividades con productos básicos físicos que
involucran uranio y carbón de Colombia, Goldman incrementó sustancialmente su
participación en el mercado mundial del aluminio. En 2010, Goldman compró Metro
International Trade Services, una compañía de almacenamiento del área de
Detroit que acumula alrededor del 85 por ciento del aluminio que cotiza en
bolsa en los Estados Unidos. Y procedió a implementar nuevas y complejas reglas
e incentivos en su filial para crear cuellos de botella en los suministros,
según dicho informe. Uno de los objetivos del informe del subcomité del Senado
precisamente era conocer el control del
mercado de aluminio por Goldman
Sachs, que ha sido demandado por decenas de empresas que acusan a este
Banco de manipular deliberadamente la oferta para aumentar los precios del
aluminio y sus propios beneficios.
Este informe
referido aquí es sólo el último de una larga serie de revelaciones sobre las
nefastas actividades de los bancos de Wall Street, que se contienen en tres
documentos importantes publicados por el Subcomité Permanente de
Investigaciones del Senado en los últimos tres años y medio. Pero hasta la fecha resulta significativo que
estas revelaciones del Senado estadounidense, apoyadas en 90.000 documentos, no
hayan tenido ninguna repercusión, ni suscitado investigaciones judiciales ni de
las agencias reguladoras.-
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