jueves, 23 de febrero de 2017

Con el Presidente Trump gana Wall Street

Con el magnate Donald Trump en la Casa Blanca, la banca se dispone a conseguir lo que siempre ha sido su principal prioridad, que es modificar drásticamente la regulación financiera introducida por Obama. En julio de 2010, el Congreso aprobó la ley Dodd-Frank para reformar Wall Street e introducir la protección del consumidor superando la crisis financiera; todo ello dos años después de la peor crisis económica desde la Gran Depresión, que tuvo un enorme coste por los rescates bancarios para el contribuyente estadounidense y generó la Gran Recesión económica que sufre el mundo. Entre otras medidas proyectadas para impedir los abusos y desmanes bancarios, esa ley creo la Oficina de Protección Financiera del Consumidor y cambió básicamente el modo en que los reguladores supervisan Wall Street y a los grandes bancos. Aunque el lobby bancario y sus amigos en el Senado y la Cámara de Representantes aguaron muchas de normas de proyecto inicial, retrasaron la aplicación de algunas y se olvidaron de otras, dejando pendiente temas claves para la seguridad del sistema financiero global, como la separación de la banca de inversiones y la banca de depósito; la reducción de la enorme dimensión financiera de los megabancos globales de alcance sistémico; y la prohibición de los derivados más peligrosos. Lagunas normativas importantes que hacen que los grandes bancos sean demasiado grandes para asegurar la estabilidad y seguridad del sistema financiero actual.

La desregulación bancaria, una prioridad del Presidente

Con el objetivo prioritario de “flexibilizar” las regulaciones financieras, el nuevo Presidente dictó la Orden ejecutiva del 3 de febrero pasado, que concede al Departamento del Tesoro un plazo de  120 días para presentar un informe con las posibles modificaciones normativas o recomendaciones legislativas sobre el sector financiero. Esta Orden ya en vigor inició una revisión de las regulaciones del sistema financiero, incluida la ley Dodd-Frank de Obama, con normas para la banca aprobadas tras la crisis financiera de 2008 que fueron fuertemente criticadas a lo largo de la campaña presidencial. Y una segunda actuación que tiene como objetivo demorar una norma que pretende que se requiera a los asesores financieros para que los consejos a los clientes sean en el mejor interés de los mismos. La Orden del nuevo Presidente intenta que el Departamento del Tesoro examine si la legislación y reglamentos vigentes se ajustan a lo que Trump ha identificado como “principios nucleares” de su Administración. Insiste  en la reducción del intervencionismo gubernamental en los negocios y hacer a las compañías estadounidenses más competitivas. Asimismo, pretende “empoderar a los estadounidenses para que adoptaran decisiones financieras independiente”, “impedir los rescates financiados por los contribuyentes” y lograr el crecimiento económico mediante un “análisis más riguroso del impacto de la regulación” según destacaba el canal de TV CNBC. 

La colaboración de Goldman Sachs

Para los propósitos de desmontar la legislación financiera de Obama, el nuevo Presidente cuenta con la colaboración de dos antiguos ejecutivos de Goldman Sachs: Steven Mnuchin  como Secretario del Tesoro y Gary Cohn como asesor económico. Finalmente el 13 de febrero de 2017 el Senado estadounidense confirmó a Steven Mnuchin como nuevo Secretario del Tesoro nombrado por el nuevo Presidente; tras una votación que se resolvió con los 53 votos del partido republicano frente a los 47 votos de senadores demócratas en contra (excepto el senador por West Virginia que apoyó el nombramiento). Y durante la cual los demócratas le criticaron como banquero de Wall Street, acusando a Trump de quebrantar su promesa de defender a los trabajadores de los EEUU.  Mnuchin, además de ejecutivo de Goldman Sachs, fue director financiero de la campaña electoral del candidato Trump; y también dirigió el Banco One West en la etapa de los escándalos de las ejecuciones hipotecarias. Como dijo el senador Bob Menéndez, demócrata por New Jersey, “toda la carrera profesional del señor Mnuchin puede resumirse efectivamente en una línea: privatizaba las ganancias y socializaba las pérdidas”. Desde luego no escasearon  las descalificaciones, como el “rey de los desahucios” que le llamó el senador Ron Wyden, demócrata de Oregon. En una complicada audiencia de confirmación ante el Comité de Finanzas del Senado, Mnuchin fue reprendido por los demócratas por no revelar su papel como director de un fondo de inversión basado en el paraíso fiscal de las Islas Caimán.

Las duras críticas en la prensa

La prensa estadounidense recordaba que Trump llegó a la Casa Blanca con una plataforma populista rebosante de ataques contra los megabancos de Wall Street, asegurando que aplicaría grandes recortes a las disposiciones de la ley Dodd-Frank, hasta que celebró un encuentro de asesoramiento al que asistieron el CEO de JP Morgan, Jamie Dimon, y el CEO de Blackstone, Steve Schwarzman. Según Trump, las normas aprobadas durante la etapa Obama tras la crisis han ahogado los negocios y la creación de empleo.
La Orden ejecutiva establece que la revisión se centrará en varios objetivos generales de la Administración que se relacionan en gran medida con sus promesas de campaña para reducir la participación del gobierno en los negocios y hacer que las compañías estadounidenses sean más competitivas. Trump apunta a "capacitar a los estadounidenses para tomar decisiones financieras independientes", "prevenir los rescates financiados por los contribuyentes" y crear crecimiento económico a través de "un análisis más riguroso del impacto regulatorio". Asimismo, la Orden también señala objetivos para "permitir que las compañías estadounidenses sean competitivas con las firmas extranjeras" y "promover los intereses estadounidenses en las negociaciones de regulación financiera internacional”. Los cambios importantes en la ley Dodd-Frank requerirán probablemente la intervención del Congreso.
Destacados senadores demócratas han criticado esta Orden. Para el líder de la minoría, Chuck Schumer, demócrata por Nueva York, Trump está dejando que los grandes bancos “escriban las normas de circulación”. La destacada senadora demócrata por Massachussets, Elizabeth Warren, conocida por su posición crítica frente a Wall Street, afirmó que la segunda decisión demorando las reglas fiduciarias, “hará más fácil para los asesores de inversiones que nos engañen con los ahorros para la jubilación” y “dará a dos antiguos ejecutivos de Goldman Sachs el encargo de vaciar las normas que nos protegen del fraude financiero y de otro colapso económico”, refiriéndose a los citados dos ex ejecutivos de Goldman Sachs del equipo presidencial. Aunque a lo largo de la campaña presidencial atacó reiteradamente a esta firma como prueba de la influencia de las élites ricas en el sistema financiero. Como señalaba The NewYork Times, con esta Orden ejecutiva se ha borrado cualquier duda que quedara de que Trump no tiene ninguna intención de cumplir las promesas de su campaña a las familias trabajadoras a lo largo y ancho del país. 
Los críticos frente a la idea de alterar la legislación financiera de la presidencia de Obama, señalan que todo apunta a una vuelta a la etapa anterior a la crisis de 2008, cuando los bancos operaban sin una regulación y supervisión significativas, señala el director de Americanos por la Reforma Financiera, una coalición  de grupos de derechos humanos, consumidores y de la pequeña empresa. “Ya hemos tenido la experiencia con la auto regulación de Wall Street antes de la crisis financiera y no funcionó bien…” “Cuando se deja al sector bancario que establezca sus propias reglas, crea más riesgos… que terminan pagando los contribuyentes y las familias trabajadoras.”
Trump cuenta con los trabajos previos del partido republicano 
El proyecto del Presidente Trump para volver a la desregulación bancaria anterior a la crisis de 2008, entronca con los planteamientos del partido republicano que tiene la mayoría del Senado y de la Cámara de Representantes, influida fuertemente por el Banking caucus. La Administración Trump tiene ya un proyecto de ley elaborado por el partido republicano para desmantelar la ley Dodd- Frank. Este proyecto se llama Financial Choice Act y fue presentado el año pasado aunque sus ideas son  más viejas. No tendría como objetivo la derogación de la legislación de Obama sino modificar aquellas disposiciones que disgustan particularmente al sector bancario. La estabilidad económica y la mayor seguridad de los bancos alcanzada, no han impedido que el congresista Jeb Hensarling, republicano por Texas, liderara la presentación del proyecto de ley contra la reforma financiera de Obama.  Hensarling es un cruzado de la desregulación, amigo del actual Vicepresidente Mike Pence, que también fue un duro crítico de la Dodd-Frank en su etapa de congresista como presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes. Hensarling es miembro del llamado Banking caucus, un grupo de legisladores que mantienen estrechos lazos con la industria financiera y han recibido de los grandes bancos algunas de las mayores aportaciones a la campaña electoral, según el Center for Public Integrity.
La gran banca de Wall Street cuenta, pues, con una Administración representativa del 1% más rico de la población en la Casa Blanca, dispuesta a manejar el timón de la mayor economía de mundo en su propio beneficio.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario