¿Cuándo y cómo será
la próxima crisis financiera? Es el
sugestivo título de un evento organizado este mes de junio por Ecologistas en
Acción, al que por estar fuera de Madrid no pude asistir y del cual, por tanto,
ignoro las respuestas que se hayan apuntado. Pero ciertamente abundan los datos
de la realidad actual que avalan aquella pregunta, porque las modificaciones
funcionales introducidas en el sistema han mantenido el riesgo inherente a un
sistema financiero globalizado fundamentado
en la libertad de acción de los agentes.
Esa libertad de acción permite, entre otras cosas, el
funcionamiento de la llamada banca en la sombra (shadow banking); es decir, las actividades financieras fuera del
sistema bancario ordinario que supervisan los bancos centrales y fuente de
riesgos opacos, incontrolados e imprevisibles. A pesar de los avances en la
regulación financiera de la ley Dodd-Frank en los EEUU y en las regulaciones
introducidas en la UE, los modelos y prácticas de los bancos más grandes no se
han visto alteradas sustancialmente; y existen nuevas y preocupantes tendencias
en las prácticas y mercados financieros como es la expansión del shadow banking system, el sistema
bancario en la sombra, y su profunda interconexión con la gestión de activos y
las continuadas conexiones con los propios bancos que plantean nuevas amenazas
para la estabilidad, según apunta un estudio de la Universidad de Massachusetts. ([i]) Algo que supone para la gran banca mantener
un nivel alto de riesgos sistémicos en el sistema financiero infraregulado con
efectos perversos que no interesa desvelar.
Por la trascendencia y actualidad, el tema fue objeto de
debate durante parte de la última campaña para las elecciones primarias entre
los dos candidatos demócratas a la Presidencia de los Estados Unidos. En un
discurso en Nueva York el 5 de enero de 2016, contra la opinión de la ex
Secretaria de Estado Hillary Clinton, el senador demócrata Bernie Sanders
sostenía que la ley Glass-Steagall, derogada en los noventa por la
Administración Clinton, habría impedido el desarrollo de la banca en la sombra
que tanto contribuyó al desarrollo de la crisis financiera; porque aquella
ley tenía como objetivo evitar que los
especuladores de Wall Street causaran otra Gran Depresión, al separar
obligatoriamente en entidades distintas la banca de depósitos y la banca
financiera o de negocios. En ese discurso decía el senador Bernie Sanders:
“Ahora,
mi oponente, la Secretaria Clinton dice que la Glass-Steagall no habría evitado
la crisis financiera porque los bancos en la sombra como AIG y Lehman Brothers,
los bancos comerciales no grandes, fueron los verdaderos culpables. La
secretaria Clinton está equivocada. Los bancos en la sombra jugaron en realidad
imprudentemente, pero ¿de dónde salió ese dinero? Salía de los depósitos
bancarios con garantía federal de los grandes bancos comerciales, algo que
habría estado prohibido en virtud de la Ley Glass-Steagall. No olvidemos que el
presidente Franklin Roosevelt proyectó y firmó esta ley, precisamente para
evitar que los especuladores de Wall Street causaran otra Gran Depresión. Y,
funcionó durante más de cinco décadas hasta que Wall Street la fue aguando
durante la presidencia de Reagan y fue rematada durante la presidencia de
Clinton“
Porque, actualmente, en los EE.UU las actividades bancarias en la sombra son
citadas como la mayor amenaza potencial para el sistema financiero, según
advertía en el Foro Económico de Davos de enero 2015, Zhu Min, subdirector del
FMI. Los reguladores han limpiado con éxito gran parte del sistema bancario
mundial desde la crisis de Lehman Brothers, - decía - pero los excesos se han
trasladado fuera de la contabilidad y una vez más están creciendo en
proporciones inquietantes. “El riesgo
clave se ha desplazado a la sombra de la banca”. Si bien es conocida la
explosión de banca en la sombra en China, Zhu Min confirmaba que, por ejemplo,
ha habido un aumento de los préstamos a empresas estadounidenses a cargo de los
fondos de gestión de activos y otros actores no bancarios. Y esto queda fuera
del control normal de la banca y es difícil de rastrear. “Las sociedades no financieras han aumentado 1,3 billones (trillion) de
dólares a través de la banca en la sombra en los EEUU”. El FMI estima que
los pasivos contingentes de estas formas de préstamos en la sombra han llegado
a los 15 billones (trillion) de dólares en los EEUU, utilizando una “amplia”
gama de actividades que captan nuevas formas de riesgo. Esto es un nivel más
alto que en China. Es más o menos el 180 por cien de los activos bancarios y
está aumentando rápidamente hacia su pico pre-Lehman. Lo que resulta
particularmente preocupante ya que generó una diseminación de los riesgos en el
mundo interconectado de las finanzas estructuradas, que causó la crisis mundial
luego convertida en “metástasis” en 2008. ([ii]) Esta
tendencia continuada al alza de las actividades de banca en la sombra queda
corroborada por el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB en siglas en inglés)
que en un estudio sobre 26 jurisdicciones únicamente concluye que los activos
globales de este sector han alcanzado los 36 billones (trillion) de dólares ([iii]);
una cifra muy superior a la citada por el FMI que podría explicarse por
posibles diferencias en el concepto aplicado. Lo que evidencia la gravedad y
opacidad de la banca en la sombra.
En años recientes, la prensa especializada anglosajona
señalaba la existencia de una extensa banca en la sombra en China generada por las entidades que conceden créditos sin ser bancos
autorizados; construcción de grandes astilleros que obtienen préstamos
cuantiosos de grandes fondos de inversiones anglosajones como BlackRock e incluso
de algunos grandes fondos de pensiones, etc. En junio de 2016, el Gobernador
del Banco central de China anunciaba que iban a estudiar las actividades de
banca en la sombra del Grupo Alibaba, que, entre otras actividades, gestiona el
mayor servicio de pago por internet, Alipay, con 450 millones de usuarios. ([iv]) Asimismo,
en la Unión Europea el crecimiento de la banca en la sombra se perfila como una
peligrosa laguna en el marco regulador del sistema bancario europeo. Hace unos
años la Comisión europea cifraba la banca en la sombra en más de 16 billones de
euros en la UE, incluyendo operaciones extracontables y entidades fuera de la
regulación bancaria y, por tanto, sin la supervisión de los Bancos centrales,
como sucede con las filiales bancarias en paraísos fiscales. Pero ha habido un
significativo crecimiento en las cifras aportadas por el Consejo de Riesgo Sistémico
Europeo, ligado al BCE y presidido por Mario Draghi, que cuantificaba la
dimensión de la banca en la sombra en 37 billones de euros para el cuarto
trimestre de 2015 en el conjunto de la Unión Europea; y en 28 billones para la
Eurozona en ese mismo período. ([v]). Lo
que se traduce en una elevación del riesgo sistémico para la estabilidad
financiera tanto en la UE como en la Eurozona.
Una dimensión bancaria revelada por la crisis financiera
Al doble riesgo de insuficiencia de liquidez e
interconexión global que presenta la banca financiera actual, hay que sumar los
riesgos que implican los negocios bancarios en la sombra sin transparencia ni
supervisión pública. Son unos riesgos incontrolados que se esconden en el
funcionamiento opaco, nada transparente de la gran banca, que fueron una de las causas de la crisis
financiera que arrancó en el verano de 2007 en Wall Street. Por entonces, a raíz
de la crisis financiera inesperada, surgió esa expresión para designar
principalmente las actividades y operaciones semiocultas por las que los bancos
generaron un endeudamiento desmesurado e incontrolado por las autoridades
reguladoras. Cuando aún no había llegado lo peor de la crisis, durante la
XLV reunión de gobernadores de bancos
centrales de Mayo 2008 en Otawa, Hervé Hannoun, subdirector del Banco de Pagos
Internacionales de Basilea (BIS), presentaba un informe denunciando la
existencia de una “banca en la sombra“,
fuera del alcance de los bancos centrales, que les habría impedido controlar la
solvencia de los bancos y, por tanto, prevenir la crisis. Con esta denominación
comprendía las actividades de las filiales o entidades instrumentales y fondos
de alto riesgo (generalmente domiciliados en paraísos fiscales) creados por
grandes grupos bancarios como matriz, para recaudar dinero emitiendo productos
complejos novedosos e incentivando vías para la evasión de impuestos en el país
de origen o para el lavado de dinero procedente de negocios ilegales o de la
corrupción ([vi]).
La existencia de una banca en la sombra ha quedado oficialmente reconocida por
documentos internacionales. En 2011, la declaración final del G-20 en Cannes asumió
esta realidad bancaria y reconoció el riesgo sistémico inherente a estas
prácticas bancarias ocultas al quedar fuera del alcance de la regulación
establecida para el sistema bancario; y con su retórica ya tradicional acordaba
reforzar su regulación y supervisión, suscribiendo las recomendaciones
producidas al respecto por el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) con un
plan a desarrollar a partir de 2012 ([vii]).
Actualmente el concepto de banca en la sombra tiene
interpretaciones diversas. En los últimos años se ha ampliado para incluir
actividades de intermediación del crédito por entidades no bancarias, como
hemos mencionado. La expresión ya generalizada de “shadow banking system” abarca las actividades bancarias opacas de
los derivados, los mercados de repo, la titulización mediante valores
respaldados por activos, que crecieron mucho en vísperas de la crisis en gran
parte registrados en cuentas extracontables; y que en los EEUU alcanzaron un
pasivo de 20 billones (trillion) de dólares según la Reserva Federal de Nueva
York. Aunque este sector se ha reducido con la disminución del apalancamiento,
aún sigue siendo mayor que la actividad bancaria sobre la que se centran los
reguladores; y su opacidad impedía estimar los efectos prácticos que tendría la
pérdida de la triple A en la calificación crediticia de los bonos del Tesoro
estadounidense sobre los activos en que se basan los activos en que se apoyan
esas actividades, según el análisis del Financial Times ([viii])
Actividades bancarias excluidas de supervisión pública
Con frecuencia la prensa económica restringe el concepto
de banca en la sombra a las entidades no bancarias, sea un fondo de alto riesgo
o hedge fund, un fondo de pensiones, una aseguradora, etc., que, con capital
suficiente ofrecen financiación a empresas, es decir, realizan actividades
bancarias sin tener licencia de banco, gracias al marco regulador liberal
predominante. En ocasiones esconden la vinculación de la gran banca con esta
actividad en la sombra ([ix]) Shadow banking es una expresión que incomoda al sector
bancario por su connotación peyorativa ([x]); pero abarca desde los fondos de mercado
monetario y acuerdos de recompra o repos hasta los vehículos especiales de
inversión, hedge funds y los préstamos de valores bursátiles y gran parte de
los derivados. Arrojar luz sobre unos tenebrosos 70 billones (trillion) de
dólares en el mundo está resultando problemático para los reguladores por el
obstáculo de la escasez de datos y la presión que incentiva el crecimiento
económico; y esto significa que los riesgos se escapan al escrutinio de las
autoridades. Según la definición del Consejo de Estabilidad Financiera
(FSB), el sistema de banca en la sombra
es el sistema de intermediación del crédito que implica a actividades y
entidades fuera del sistema bancario ordinario y de su regulación. En
realidad, hay tres tipos de actividades bancarias en la sombra (las entidades
offshore; los derivados y los repos o préstamos en la sombra), que son todas
ellas obvias porque operan a plena luz, y que podrían ser controladas de una
manera sencilla y responsable, como apunta el profesor del MIT, Simon Johnson. ([xi]) La
cuestión está la inexistencia de la voluntad política de aplicar controles
efectivos porque los grandes bancos son muy poderosos y se inclinan siempre por
ocultar algunas de sus actividades en las sombras, como sucede ahora.
[i] Gerald Epstein & Juan Antonio
Montecino, Banking From Financial Crisis to Dodd-Frank:
Five Years On, How Much Has Changed? Political Economy Research Institute. University of Massachusets, 21/7/2015
en http://www.peri.umass.edu/236/hash/608e6779c02cd89ea77f68dda3d7f33d/publication/661
[ii] Shadow banking now poses top risk to US stability, warns IMF. The
Telegraph, 21/1/2015
en http://www.telegraph.co.uk/finance/economics/11360353/Shadow-banking-now-poses-top-risk-to-US-stability-warns-IMF.html
[iii] FSB, Global Shadow Banking
Monitoring Report 2015
[iv] Shadow Banking Activities,
Zhou Says.
Bloomberg News. 25/6/2016 en http://www.bloomberg.com/news/articles/2016-06-25/pboc-to-study-alibaba-s-shadow-banking-activities-zhou-says
[v] EU Shadow Banking .Monitor. No 1 /
July 2016, ESRB/European Systemic Risk Board
[vi] Hervé Hannoun, Policy Lessons from the Recent Financial Market Turmoil. XLV
Meeting of Central banks Governors of the American Continent, Ottawa 8-9 May. A
BIS document
[vii] Cannes Summit Final Declarations 4 November 201,
ítem 30, en http://www.g20.utoronto.ca/ http://www.g20.utoronto.ca/
[x] Huw Jones, Regulators lack data to probe shadow banking
sector. Reuters. London, 2/5/2014 en http://www.reuters.com/article/us-regulations-shadowbanks-idUSBREA410EM20140502
[xi] Simon Johnson, Big Banks’ Shadow Dance.Project Syndicate, 29/11/2013 en http://www.project-syndicate.org/commentary/simon-johnson-takes-on-the-argument-that-proper-bank-regulation-will-drive-financial-activity-into-the-shadows
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