A finales de 2013, un cajero automático de un banco en Kiev
comenzó a dispensar efectivo en momentos aparentemente aleatorios del día; sin
que nadie hubiera insertado previamente una tarjeta ni hubiera tocado un botón.
Las cámaras mostraron que las pilas de dinero se las habían llevado clientes
que parecían afortunados por estar allí en el momento adecuado. Pero la firma
rusa de seguridad cibernética, Kaspersky Lab, llamada a Ucrania para investigar
esos hechos, descubrió que la máquina errante era el menor de los problemas de
aquel banco, porque aquel ataque cibernético había alcanzado a otros bancos en
otros países.
Los riesgos tecnológicos y los ciberataques están afectando
cada vez más al sector financiero, amenazando la integridad de los datos y la
confiabilidad de las operaciones interbancarias en un sistema global
interconectado. Es una de las conclusiones de los informes del Comité Conjunto
de las agencias europeas de supervisión (Spring Risky Report) de abril de 2017
y de agosto de 2016 sobre riesgos y vulnerabilidades clave para el sistema
financiero de la Unión Europea. Aunque no aportan datos concretos de incidencias
y hackeos sufridos por los bancos de la UE, esas amenazas actuales quedan
ejemplificadas por los casos de diversos bancos divulgados por la prensa
internacional, que han afectado a SWIFT, la red internacional de pagos
interbancarios. Una vulnerabilidad más que atañe directamente a la
globalización de las transacciones bancarias y que hemos de diferenciarla claramente
de los frecuentes desplomes tecnológicos de las Bolsas y los robos de
algoritmos entre grandes grupos financieros.
En el caso del banco de Kiev, el informe de la firma rusa
especializada Kaspersky Lab que publicó The New York Times, aseguraba que en realidad el ataque de los hackers había
tenido lugar contra más de 100 bancos y otras entidades financieras en 30
países, de modo que podría considerarse en uno de los mayores robos bancarios
jamás realizados y sin los signos habituales de un robo. Aunque la firma con
sede en Moscú aseguró que se abstenía de nombrar a los bancos afectados debido
a acuerdos de confidencialidad con esas entidades; y que llevaría tiempo
evaluar las pérdidas. Las computadoras internas del banco de Kiev, utilizadas por
los empleados que procesan las transferencias diarias y las contabilizan,
habían sido penetradas por malware permitiendo a los ciberdelincuentes
registrar cada uno de sus movimientos. Este software malicioso estuvo al acecho
durante meses, enviando videos e imágenes que informaban a un grupo criminal - de
rusos, chinos y europeos- cómo el banco llevaba a cabo sus rutinas diarias,
según relataron los investigadores. Luego, el grupo se hizo pasar por agentes
bancarios que no solo activaron varios cajeros automáticos, sino que también
transfirieron millones de dólares de bancos en Rusia, Japón, Suiza, Estados
Unidos y los Países Bajos a cuentas ficticias creadas en otros países.
Sin embargo, mayor eco internacional ha tenido el ataque
cibernético al Banco central de
Bangladesh en febrero de 2016, porque ilustra no solamente la
vulnerabilidad en los sistemas informáticos internos de los bancos sino la
vulnerabilidad de SWIFT, la red mundial utilizada para transferir fondos
entre entidades financieras de todo el mundo Los piratas informáticos robaron
101 millones de dólares del Banco central en Dhaka, valiéndose de esta la red
mundial de pagos y comunicación interbancaria. Precisamente para lograr el
objetivo del acceso al sistema bancario global, los ladrones de bancos lograron
cinco transferencias de la cuenta del Banco de Bangladesh en el Banco de la
Reserva Federal de Nueva York a principios de ese mes. Irrumpieron en un banco
con menores defensas, y luego en nombre de esa entidad sacaron dinero de un
banco más grande. Posteriormente, los hackers realizaron ese ataque por segunda
vez, en lo que se cree que fue un banco comercial en Vietnam. Según SWIFT, se
detectó malware relativamente simple en los sistemas informáticos (bancarios)
de sus clientes dirigidos a un lector de pdf utilizado para verificar los mensajes
de estado de cuenta. Los hackers usaron el software malicioso para eludir los
controles de riesgo primarios e iniciar procesos irrevocables de transferencia
de fondos, mientras manipulaban declaraciones y confirmaciones que normalmente actúan
como controles secundarios.
Al principio, el ataque cibernético en el banco central de
Bangladesh fue calificado por SWIFT como "un
problema operacional interno" para el banco. Si un cliente corporativo
de un banco en Nueva York necesita pagar a un proveedor en Roma, el banco accede
a la red SWIFT para conectar el banco correspondiente en Italia y hacer el pago;
y los bancos confían tanto en la autenticidad de los mensajes de SWIFT que, por
lo general, se procesan automáticamente. Según las investigaciones, Bangladesh
se unió a la red Swift en 1995 y durante las siguientes décadas no fueron
detectadas algunas prácticas arriesgadas del Banco central; que nunca cambió
sus contraseñas SWIFT. Durante ese largo período, los piratas informáticos
violaron los sistemas informáticos del banco, encontraron las credenciales de
la terminal de acceso a la red y ordenaron las transferencias falsas de dinero. Pero el caso es cuando SWIFT supo que los hackers usaban un
software que impedía la capacidad de los clientes de imprimir los registros de
sus mensajes, emitió un parche de software, pero dejó en manos de los clientes
la implementación de la actualización. Y los riesgos cibernéticos han persistido
como se ha revelado en otros casos.
En mayo de 2016, otro ciberataque dirigido al banco Tien Phong de Vietnam alcanzó también
a la red bancaria SWIFT; descubriendo el banco que las transferencias se
realizaron con la infraestructura de un proveedor externo. La red SWIFT dijo no
considerarse comprometida y se apresuró a instar a clientes a revisar los
controles en su entorno de pago, junto con todos sus mensajes, pagos y canales
de banca electrónica. Pero este caso ofreció como novedad que el encubrimiento
del malware para el ataque revelaba un amplio conocimiento del software y de los
sistemas utilizados para transferir el dinero; mostrando una versión troyana
del lector de pdf, que puede detectar el examen de las transacciones
fraudulentas y mostrar al personal bancario datos de diferentes.
Y de nuevo, en octubre de 2017, hackers actualizados
lograron sustraer 60 millones de dólares del Far Eastern International Bank en Taiwán al infiltrarse en sus
computadoras. Aunque se recuperó la mayor parte del dinero y se lograron dos
detenciones en relación con el ciberataque, el banco admitió que los
ciberdelincuentes plantaron malware en sus ordenadores personales y en los servidores
para obtener acceso a su terminal de la red SWIFT. La explicación dada fue que el
software malware logró hacerse con las credenciales necesarias para controlar
la terminal y disponer de los fondos del banco. Para cuando el personal se percató
de las extrañas transacciones, ya se habían transferido decenas de millones a
bancos en los EEUU, de Camboya y de Sri Lanka. (Hackers nick $60m from Taiwanese bank in tailored SWIFT attack. 11Oct 2017)
Los agujeros cibernéticos de la red SWIFT
Lo cierto es que durante los años 2015 y 2016, la prensa
internacional fue informando de una serie de ataques cibernéticos como los
reseñados, que resultaron en robos exitosos de millones de dólares, revelando
la vulnerabilidad de la red bancaria internacional SWIFT. Los ciberataques,
perpetrados por grupos de piratas informáticos apodados con diversos nombres
por los investigadores, explotaron las vulnerabilidades en los sistemas informáticos
de los bancos interconectados, que cedieron el control de las credenciales para
el acceso a la red mundial. Después hicieron posible el envío de solicitudes de
transferencia de fondos por esa vía a otros bancos, que asumían la legitimidad
de los mensajes y los fondos a cuentas controladas por los atacantes, como en
el caso reseñado del Banco central de Bangladesh.
Los
hackers se colaban por los agujeros en la red de Swift, llegó
a sostener The Wall Street Journal. Y es que esa serie de ciberataques
bancarios recientes plantea serias dudas
sobre la seguridad de SWIFT (conocidas siglas de the Society WorldwideInterbank Financial Telecomunication) con sede central en Bruselas, que es la red interbancaria global que vertebra
los servicios de pago para más de 11,000 entidades en todo el mundo, incluidos
bancos y otras corporaciones empresariales, moviendo millones de órdenes de
pago bancario diariamente alrededor del planeta.
La
Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT)
es una cooperativa que administra el servicio de mensajería internacional interbancaria
desde su lanzamiento en 1977; y tiene el centro de operaciones en Culpeper,
Virginia. En algunos medios internacionales se ha ironizado con la seguridad
severa que se aplica en estas instalaciones; se cuenta que sus baúles se
inspeccionan a su llegada por guardias armados que usan espejos para revisar
debajo del chasis. Y esta seguridad interna incluye un escaneo de huellas
digitales, una prueba de armas químicas y un escáner de iris en las áreas más
restringidas. "Es como Fort Knox",
dicen; pero ahí no es donde golpean los ladrones. El hecho es que la avalancha
de ciberataques ha penetrado en los bancos a lo largo del perímetro menos
defendido de SWIFT, socavando la confianza en esta red global dominante. Aunque
esta red global siempre ha señalado a los bancos miembros como responsables de
su propia defensa cibernética en gran parte, apoyándose en el caso de las
antiguas contraseñas en el Banco central de Bangladesh.
Los análisis más documentados de la cultura y las prácticas
de SWIFT, que incluyen entrevistas con cierto número de antiguos empleados,
muestra que la red no seguía el ritmo de los avances de las innovaciones en la
tecnología de información y sus retos. Últimamente esta red interbancaria ha
endurecido sus estándares, incluyendo nuevas reglas para los clientes pero resulta
complicado prevenir los ciberataques, en opinión de algunos expertos. Desde
enero de 2018, las entidades financieras que utilizan SWIFT están obligadas a
cumplir un nuevo marco de seguridad cibernética que pretende establecer una línea
de base para la seguridad; y que requiere la aplicación de controles de
seguridad tales como respuesta a incidentes, mayor formación de los empleados
en materia de seguridad cibernética, autenticación de múltiples factores y
detección de comportamientos anómalos. Aunque las innovaciones resultan
significativas, sin embargo, el sector bancario sabe bien que, a pesar de la
velocidad a la que los bancos puedan transformar la tecnología aplicada, los
piratas informáticos siempre van un paso por delante.
La vulnerabilidad tecnológica de los bancos
Obviamente, dado que el sistema bancario se basa en la
confianza pública, las altas direcciones de las grandes entidades bancarias son
reacias a hacer públicos los diversos casos detectados de ataques cibernéticos,
aunque no hayan tenido mayores consecuencias económicas. Por tanto, resulta difícil evaluar la
profundidad y el alcance real de los problemas de la ciberseguridad en el mundo
bancario y financiero. Lo cierto es que la red bancaria internacional SWIFT se
ha negado a revelar el número de ataques cibernéticos sufridos y a publicar
algún informe sobre el nivel de penetración que los hackers han logrado alcanzar
en esta red.
Ciertamente, la industria financiera ha tenido problemas
para seguir el ritmo de la innovación tecnológica, especialmente por su
estrecha relación con la ampliación de las reglamentaciones que rigen su
funcionamiento. Si bien la tecnología heredada puede parecer solo un
inconveniente para los consumidores, se ha convertido en un importante riesgo
de seguridad para los bancos comerciales, las compañías de seguros y sus
consumidores. Al mismo tiempo, los piratas informáticos se han aprovechado de
las nuevas tecnologías que desarrollar el pirateo de estos sistemas bancarios
heredados, provocando respuestas defensivas. Por ejemplo, se cita a la llamada
autenticación de dos factores, que es una forma casi a prueba de balas para
proteger las cuentas bancarias de los consumidores. Los bancos envían un código
temporal al teléfono celular del consumidor antes de permitirles iniciar
sesión, lo que significa que los piratas informáticos necesitarán acceso tanto
a la computadora como al teléfono celular para obtener acceso a la cuenta. A
pesar de la eficacia del método, varios bancos importantes no utilizan la
autenticación de dos factores para proteger las cuentas bancarias de los
consumidores. (Cyber Attacks and Bank Failures: Risks You
Should Know.Investopedia, 21/1/2017)
Desde luego, a medida que los ciberataques continúan
afectando a las empresas y organizaciones, son los bancos los que están bajo la
creciente amenaza. No hay dudas de que el delito cibernético está en su punto
más alto y no pasa un día sin que una organización sufra una brecha de
seguridad o que los clientes de un banco importante hayan tenido un robo en sus
cuentas. Si los bancos son un blanco preferido para los ciberdelincuentes, se
debe a que el resultado puede ser más lucrativo: y los bancos tienen más dinero
que la mayoría de las otras organizaciones. ¿Cuáles son las principales amenazas a las que se enfrentan
los bancos hoy en día? Los expertos señalan que, si bien abundan las amenazas para
los sistemas bancarios y sus clientes, una de las mayores amenazas y con
frecuencia de las más difíciles de detectar, es la de los usuarios maliciosos,
descuidados y comprometidos. Estos empleados, contratistas y socios ya se
encuentran dentro del perímetro de seguridad de los bancos y disponen de acceso
legítimo a sus datos confidenciales y sistemas de tecnología de la información.
Cuando estos clientes internos abusan de su acceso privilegiado o son atacados
por agentes externos, los datos valiosos se exponen fácilmente. A medida que
los bancos continúan expandiendo el acceso en línea y mediante móvil, también
expanden el área del ataque posible.
Proliferación de software malicioso
Paralelo al desarrollo de la tecnología de la información
ha ido apareciendo en escena una extensa variedad de programas informáticos
perniciosos que responden a propósitos antisociales o motivaciones complejas y
diversas, a disposición de grupos o entidades que logran perturbar incluso las
relaciones entre Estados. En los últimos años hemos conocido numerosas
infracciones de alto perfil contra las principales entidades de servicios
financieros; y el volumen y la complejidad de los ataques van en aumento.
A
medida que las instituciones financieras cambian a canales digitales como la
banca en línea y las transacciones móviles, crecen los riesgos cibernéticos y
crece la dimensión de las áreas a proteger. Los delincuentes pueden enviar correos
electrónicos de phishing (obtención
fraudulenta de contraseñas y datos confidenciales de tarjetas de crédito) o configurar sitios web falsos que engañan a
los consumidores para que entreguen datos financieros confidenciales. En los
últimos años han abundado las estafas mediante phishing sufridas por clientes de los principales bancos del Reino
Unido.
También pueden aprovechar la información de los sitios de
redes sociales para diseñar su camino socialmente en las cuentas a través del
servicio al cliente. Combinado esto con el hecho de que los ataques exitosos
contra bancos y firmas de servicios financieros brindan una forma rápida de
monetizar los datos, y puede ver por qué los bancos y las instituciones
financieras son objetivos tan populares. Desde hace tiempo se centra la atención
en prevenir los ataques de denegación de
servicio distribuida (conocidos por la siglas DDoS: el servidor se
sobresatura de solicitudes de acceso quedando sencillamente fuera de servicio);
una modalidad de ciberataques que ha paralizado en ocasiones a bancos como HSBC.
Más graves han sido los ataques mediante un tipo de
software malicioso (malware) conocido
como ransomware que encripta
los archivos de la entidad o los usuarios o bloquea el acceso a sus sistemas
informáticos hasta que el usuario paga una tarifa al ciberdelincuente para
liberarlos. El virus lanza una ventana emergente en la que nos pide el
pago de un rescate, dicho pago se hace generalmente en moneda virtual
(bitcoins, por ejemplo). Esta estafa explota los errores humanos y las vulnerabilidades
técnicas, ya que el malware a menudo
se recibe por correo electrónico a través de archivos adjuntos infestados y/o
enlaces que dirigen a los usuarios a un sitio web infectado. Según informa el
sitio web de la Asociación de Banqueros Americanos (ABA), en mayo de 2016, las
infecciones por ransomware habían causaron
más de 1.6 millones de dólares en pérdidas en 2015 para individuos y empresas
de todos los tamaños de los EEUU, según el FBI.
El impacto en los bancos y empresas puede ser devastador
por las posibles pérdidas temporales o permanentes de información sensible o
patentada, interrupción de las operaciones, pérdidas financieras derivadas de
operaciones comerciales interrumpidas y restauración de sistemas y archivos, y
daño potencial a la reputación de las instituciones. Para los altos ejecutivos
de la banca es objeto de preocupación la piratería informática que alcanza al
sistema financiero global aunque penetre por los bancos más pequeños. El caso
del Banco central de Bangladesh provocó una reunión especial de la Comisión del
Presidente Obama sobre la mejora de la ciberseguridad nacional, en la que altos
ejecutivos bancarios debatieron la amenaza de los ciberataques, expresando su
frustración por la dificultad del combate contra los hackers: las grandes
empresas estadounidenses gastan millones de dólares defendiendo sus redes
informáticas de las brechas de datos y las bombas digitales potencialmente
destructivas. Pero los hackers logran alcanzarles simplemente apuntando hacia
bancos más pequeños y menos defendidos para obtener acceso al sistema bancario
global. (Jose Pagliery , Banking industry
fears hackers can too easily attack the global financial system .18/5/2016)
Riesgos y vulnerabilidades clave del sistema financiero
europeo
El mencionado informe del Comité conjunto de las agencias europeas de supervisión de agosto de 2016 sobre
riesgos y vulnerabilidades clave para el sistema financiero de la UE, destacaba
entre estos la creciente interconexión
dentro del sistema financiero, además de apuntar el
entorno de bajo crecimiento y bajo rendimiento y la baja rentabilidad de las entidades
financieras. Y el informe de la primavera de 2017 se centra en los desafíos
continuos de esos riesgos clave y particularmente la interconexión dentro del sistema financiero. Y a este respecto
el informe destaca los crecientes desafíos planteados por los rápidos avances
en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), incluidos los
riesgos cibernéticos. Dado el conocimiento experto de los autores de este
informe técnico, subrayamos algunas afirmaciones.
“Los riesgos tecnológicos están afectando
cada vez más al sector financiero”,
se constata. El cambio tecnológico rápido tendrá con el tiempo un impacto
significativo en los modelos comerciales existentes de las instituciones
financieras. Pero deja a muchos intermediarios financieros con sistemas básicos
de tecnología de la información que envejecen y con la necesidad de participar
en inversiones en tecnología, agravando aún más los problemas de rentabilidad. “El
riesgo cibernético amenaza la integridad de los datos y la continuidad del
negocio en un sistema financiero interconectado.” En
este contexto, la atención de las entidades se centra en la demanda de seguro
cibernético que se espera que crezca, mientras que los productos de cobertura
cibernética son todavía relativamente nuevos en el mercado, con experiencias de
suscripción limitadas y falta de datos históricos.
Dicho de otro modo, si se justifican y promocionan los
derivados financieros (esas armas de
destrucción masiva, que dijo Warren Buffet) para afrontas las pérdidas en
las arriesgadas operaciones del casino financiero, este informe europeo apunta
como medio para afrontar los riesgos cibernéticos, al contrato de
aseguramiento, aunque a diferencia de otros tipos de seguro, existe una gran
carencia de datos históricos que puedan utilizarse para calcular y fijar las
primas de ese seguro cibernético.De ahí que el informe justifique que a menudo las compañías
aseguradoras apliquen condiciones restrictivas en sus políticas para contener
el riesgo de suscripción de ese seguro contra el riesgo cibernético bancario.
Dado que los datos históricos no son suficientes, las aseguradoras podrían usar
diferentes instrumentos para limitar los riesgos de suscripción; por ejemplo,
se suelen incluir exclusiones contractuales o prescribir normas mínimas de la
organización que establecerá el socio contractual como requisito previo para la
cobertura del seguro. Al mismo tiempo, las aseguradoras complementan sus bases
de datos con nuevos aspectos de riesgos que les permiten establecer un precio
adecuado cuando cubren nuevas características de riesgo.
Lo cierto es que, según el citado informe de 2017, “para
todo el sector financiero, el riesgo cibernético aparece como un riesgo
importante y está en aumento”. El
nivel y la naturaleza del riesgo difieren entre países, subsectores financieros
y tipos de intermediarios. Actualmente los ataques de denegación de servicio,
robo y / o manipulación de datos, software malicioso, desinformación e
identificación falsa son las formas más relevantes”.
Más aún, reitera el informe que “los riesgos operacionales relacionados con los riesgos de las TIC
parecen estar en aumento en todo el sector financiero. Aprovechando el potencial de las innovaciones
tecnológicas, la mejora de la experiencia del consumidor y la reducción de costes,
las entidades financieras europeas han
aumentado su dependencia de las plataformas de las tecnologías de la
información y las redes de telecomunicaciones, haciendo que las preocupaciones
sobre la conectividad y la tercerización sean más prominentes. La creciente
digitalización de los canales de distribución y el apetito de los clientes por
los servicios "siempre activos" presiona los sistemas para adaptarse,
lo que debe estar respaldado por un fuerte cambio en las prácticas de gestión.
Muchas entidades confían en el envejecimiento de los sistemas centrales de TI
para los procesos de negocio centrales, y a menudo se necesitan más inversiones
para mantener y reemplazar dichos sistemas.”
Según manifiestan las agencias europeas de supervisión del
sistema financiero en el referido informe, las entidades financieras afrontan
dificultades para hacer frente a la amenaza de intrusos que obtienen acceso no
autorizado a sus sistemas y datos críticos. Por lo que los casos que hemos
reseñado, y muchos otros no publicitados, ilustran la sofisticación de tales
ataques a los sistemas de pago interbancarios y particularmente al sistema global
SWIFT; y de los robos de cuentas en línea. Por lo que urge una mayor diligencia
supervisora y de control de las operaciones para afrontar estos riesgos
cibernéticos.-
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