El fiasco de la salida a
Bolsa de Bankia: “Hazte banquero”
El segundo engaño para los ahorradores fue su conversión
en inversores con la salida fraudulenta a Bolsa de Bankia en 2011. Aunque
todavía no se habían clarificado definitivamente las cuentas, como luego
sabríamos, el proyecto oficial de privatización de las siete cajas de ahorros,
convertidas en un banco privado, parecía culminado en julio de 2011, cuando
Bankia lanzó su venta de acciones en la Bolsa de Madrid. Ciertamente el hecho de la salida a Bolsa de Bankia vino
determinado por una de las características clave de las cajas de ahorro, ya que
al ser entidades fundacionales y no sociedades de capital, legalmente estaban
impedidas para acceder a ampliaciones de capital vía accionariado. Y la emisión
de instrumentos financieros con carácter de cuasi-capital como participaciones
subordinadas y preferentes, resultaban poco atractivas para los inversores,
porque no permitía ejercer derechos políticos en las asambleas de estas
entidades. ([i]) En la intervención
pública del propio confianza” a “los miles de accionistas y a los 11 millones de clientes” en unos momentos
en que los “inversores eran reacios a la renta variable, al sector financiero y a
España”. El presidente aseguró que “la solvencia, el talento, una gestión
rigurosa de riesgos y una política eficiente en los costes son las bases sobre
las que parte la nueva andadura”. Y con todo el aplomo del mundo
atribuía la caída de la cotización de la
acción en los primeros minutos de la salida al mercado, a la “gran desconfianza de los mercados hacia la
capacidad de las autoridades europeas” para encontrar una solución a la
crisis griega ([ii]) En esas fechas aún no había saltado la alarma
del fraude de las preferentes que tardaría unos meses en confirmarse.
Rato en la Bolsa de Madrid agradecía la “
“Hazte banquero” fue el engañoso eslogan publicitario ideado por
el equipo de Rodrigo Rato para la campaña
de captación de pequeños inversores, porque el objetivo era volver a captar
varios miles de millones de euros de los ahorradores con el fin de salvar a
Bankia. La llamada se dirigía a cientos de miles de típicos clientes de las cajas de ahorros,
a quienes se quería convertir al nuevo mundo bursátil que tan ajeno les era. El
proyecto inicial había comenzado con la constitución del grupo financiero
BFA-Bankia, liderado por Caja Madrid, que era el resultado de una fusión siete
cajas de ahorro en junio de 2010; pero en la campaña de publicidad, el nuevo
banco se presentaba como una entidad potente con 11,2 millones de clientes,
21.000 empleados, 3.500 oficinas, 7.500 cajeros y 272.000 millones de activos
totales del grupo. ([iii])
Cientos de miles de
ahorradores se hicieron “banqueros”
Como observaba alguna prensa internacional, resultaba
destacado en la campaña mediática de captación de inversores la preferencia por
los ahorradores habituales frente a los inversores profesionales
internacionales. De los 3.092 millones de euros captados finalmente, menos del
2 % procedieron del exterior, según esas informaciones. Ciertamente, los
directivos del nuevo banco preferían acudir a los ahorros de los particulares
en lugar de contar con una cuota importante de fondos internacionales, que les
habría dado incluso más fiabilidad y coherencia al proyecto. La profesionalidad
de los gestores internacionales significaba una mayor exigencia para decidir
las inversiones, por lo que optaron por convencer a ahorradores corrientes e
inversores nacionales para incorporarles como futuros accionistas. Todo ello
apelando a la buena imagen de solvencia que hasta entonces tenía Caja Madrid. Y
lo cierto es que captaron nada menos que a 347.000 accionistas en apenas las
dos primeras semanas de julio de 2011, bajo el martilleo de la campaña
publicitaria; la gran mayoría eran clientes de las propias cajas integradas que
invirtieron sus depósitos. Desde luego, la operación salida a Bolsa salió
adelante gracias al apoyo del Gobierno con que contaba Rato y la enorme
influencia sobre los principales bancos y empresas del país para que hicieran
su “aportación”; e incluso se presionó a las empresas que estaban en mora con
el Banco para que adquirieran acciones a cambio de hacer la vista gorda con “lo
suyo” ([iv])
Sin embargo, las expectativas bursátiles pronto se
desvanecieron a partir de la primavera de 2012 por hechos diversos, como la
alerta sobre Bankia del informe del FMI,
la presentación de cuentas sin auditar y finalmente la dimisión de Rato junto a
la reformulación de las cuentas que ordenó el nuevo presidente Goirigolzarri.
Para entonces la pérdida de confianza inversora en Bankia se traducía en la depreciación
de las acciones de las empresas participadas con porcentajes significativos por
el Grupo BFA-Bankia, cuya cartera ab initio abarcaba, entre otras, empresas
importantes como Indra (20%), Mapfre (15%), NH Hoteles (15,74 %), IAG
(Iberia-British Airways) (12 %) o Iberdrola (5%) ([v]);
Unas cuotas de participación empresarial que en años posteriores han sido
liquidadas en una Bolsa bajista mientras proseguía el proceso de saneamiento
del Grupo bancario como hemos apuntado. El paralelo desplome de las acciones a
principios de 2013 significaba pérdidas de más del 90 por ciento para los
inversores.
Las demandas y sentencias
judiciales
Para entonces no había duda que la venta pública de
acciones de Bankia había sido otra estafa peor que la de las preferentes. Al
principio, los afectados por la compra de acciones de Bankia no se atrevían a
pleitear por la estafa de la que eran víctimas. Y los jueces pensaban que la
compra de una acción implicaba de hecho la asunción de un riesgo y, por tanto,
no se podía alegar desconocimiento. Pero una primera sentencia del juzgado nº 10 de Oviedo condenó a Bankia
a devolver el dinero invertido a una familia atrapada también en las
preferentes y subordinadas. Y en diciembre 2014 una sentencia de la Audiencia
Provincial de Valencia fallaba en favor de los accionistas y contra Bankia. Y
continuó la avalancha de demandas por la salida a Bolsa, de manera que a
finales de 2015 habían sido dictadas 13.479 sentencias, de las cuales un 95 por
ciento fueron favorables a los inversores. Finalmente, dos sentencias del
Tribunal Supremo de febrero de 2016 condenaron a Bankia a devolver el dinero a
dos familias que habían invertido cerca de 10.000 euros y 21.000,
respectivamente. Ambas confirmaban que “hubo
error en el consentimiento por parte de los adquirentes debido a las graves
inexactitudes del folleto de la oferta pública” ([vi])
Planteado el caso de la salida a Bolsa de Bankia, el juez
de la Audiencia Nacional Fernando Andreu había recabado los informes de los
peritos judiciales designados oficialmente el Banco de España que, por su
independencia respecto al litigio, merecían mayor credibilidad. Y frente a los
contrainformes encargados por los querellados del Banco y los presentados por
el FROB, ofrecieron unas conclusiones contundentes: “Los peritos judiciales ratificamos nuestra conclusión sobre la salida a
Bolsa de Bankia, que consideramos fraudulenta porque los estados financieros
incluidos en el folleto de emisión incumplían la normativa aplicable y no
expresaban la imagen fiel de la situación económico-financiera de dicha entidad”.
Y entre los ejemplos que apoyan tales afirmaciones, destacan que como peritos
judiciales consideran falsas las provisiones de insolvencia para los créditos
de 6.913 millones de euros que recogía el folleto de emisión, al no aparecer en
el mismo los estados financieros de 31 de marzo de 2011. Una información que
Bankia había utilizado como argumento comercial para trasladar a los
potenciales compradores de las acciones, una falsa idea de seguridad de su
inversión. Y en relación con la falsificación de cuentas, los peritos apuntaron
que “en los estados financieros
consolidados de Bankia a 30 de junio de 2011 y sucesivos, el ajuste de valor
razonable del SIP (Sistema Institucional de Protección) se disfraza como
provisiones por insolvencias, lo que es un claro caso de fraude contable” ([vii])
[i]
José Moisés Martín Carretero; La privatización de Bankia como paradigma
del fin del sistema financiero púbico. Economista y miembro de
Economistas Frente a la Crisis en
http://www.theeconomyjournal.com/es/notices/2015/02/la-privatizacion-de-bankia-como-paradigma-el-fin-del-sistema-financiero-publico-67420.php
http://www.theeconomyjournal.com/es/notices/2015/02/la-privatizacion-de-bankia-como-paradigma-el-fin-del-sistema-financiero-publico-67420.php
[ii]
Cinco Días, 20/7/2011
[iii]
Andreu Missé, La gran estafa…, opus
cit., pp.141-159
[iv]
Eduardo Segovia, Bankia,
la gran estafa. El confidencial.com,6/12/2014 en http://www.elconfidencial.com/empresas/2014-12-06/bankia-la-gran-estafa_579659/
[v]
Expansión, 11/5/2012
[vi]
Andreu Missé, La gran estafa…, opus
cit., pp.157-158
[vii]
Ibidem, pp.419-420
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