(continuación
del Capítulo IV.4 del libro inédito del autor de este blog, BANCOS DEMASIADO
GRANDES PARA ENCARCELAR – Casos significativos de riesgo sistémico, de
manipulaciones de precios y mercados y de gran delincuencia financiera)
La “nacionalización” de
Bankia y el rescate europeo: el Memorándum
Bankia, resultante de fusiones de siete cajas, fue la
séptima entidad en ser “nacionalizada”; pero alcanzaba los 320.000 millones de
euros. Era tan grande como la suma de las otras seis cajas de ahorro que fueron
intervenidas (CCM, CAM, Caja Sur, Unnim, Catalunya Caixa y Novagalicia) que
solo sumaban en conjunto 295.000. Bankia protagonizó la mayor crisis financiera
de la historia de España y la solución de sus problemas pareció encauzarse
mediante un proceso de saneamiento y capitalización sin precedentes y
finalmente la introducción de una sólida dirección profesional para la gestión.
En primer lugar, tras reformular las cuentas del equipo anterior que ofrecían
el citado beneficio de 309 millones para 2011, se concretaron unas pérdidas de
2.979 millones y Deloitte firmó la auditoría; se renovó el Consejo y el nuevo
presidente propuso convertir en acciones los 4.465 millones de participaciones
preferentes propiedad de BFA, que habían sido suscritas por el FROB, para
apoyar la integración del grupo Bankia. Y tras encargar tres valoraciones
independientes, se determinó que el valor de los activos aportados por las
siete cajas quedaba reducido a cero y el Estado se hacía con el cien por cien
del capital de BFA. Las pérdidas de las cajas que afloraron en un primer
momento eran enormes; por consiguiente el futuro de las diferentes obras
sociales de las cajas quedaba en entredicho, puesto que se nutrirían de futuros
beneficios bursátiles. La junta de accionistas del BFA de 29 de junio de 2012
cifró en 19.000 millones adicionales las necesidades de ayudas públicas para el
grupo BFA-Bankia. La cifra total de dinero público ascendía, por tanto, a
23.500 millones, si se suma la anterior ayuda del FROB, ahora convertida en
capital. ([i])
La mal llamada nacionalización
En mayo de 2012, con la mencionada propuesta del nuevo
presidente del grupo BFA-Bankia José Ignacio Goirigolzarri, de la conversión de
la ayuda del FROB en capital de BFA, el
Estado controlaría el 100% del banco matriz, y en consecuencia, el 45% de
Bankia. Con esta medida planteada se
evitaría el uso de más dinero público, según Iñigo de Barrón en El País. ([ii]) La salida del ex vicepresidente económico con el
gobierno Aznar y presidente del BFA y de Bankia, Rodrigo Rato, fue
el segundo intento del Gobierno del PP de recuperar la credibilidad del sistema;
y esto reflejaba la gravedad del momento
en una tardía reacción, que suponía dar
la razón a los mercados y a bancos de inversión que reclamaban medidas
adicionales para la limpieza de los activos inmobiliarios.
En sustitución de Rato, el Consejo de Bankia y de BFA, nombraba presidente a José Ignacio Goirigolzarri,
aceptando la renuncia de José Manuel Fernández Norniella como consejero
ejecutivo. Y el Consejo del BFA aprobaba la propuesta del nuevo presidente
Goirigolzarri de “nacionalización” – en expresión de El País - del BFA, la
conversión de la ayuda pública del FROB en capital del BFA; y la respuesta del
Gobierno llegó apenas unas horas después. “El
FROB será titular indirecto de un 45% del capital de Bankia”, reza el
comunicado emitido por el ministerio de Economía; es decir, el Estado se
quedaba con el 100% de BFA. Por su parte el Banco de España en una nota
manifestaba que el grupo “es una entidad
solvente que sigue funcionando con absoluta normalidad y sus clientes y
depositantes no han de tener motivo de preocupación”. Precisamente la
necesidad de evitar el deterioro de la reputación y la pérdida de pasivo fue el
argumento más utilizado por los consejeros para aprobar la mal llamada “nacionalización”,
manifestación de una política mediática destinada a ocultar la realidad.
Conviene aclarar que la utilización de la expresión
nacionalización por el Gobierno y medios afines, confirmaba el juego político
que escondía el confuso proceso para clarificar las cuentas de Bankia. Porque
nacionalizar implica la conversión, por vías legales, de recursos bajo
propiedad privada en recursos bajo propiedad pública. Algo que obviamente no
era este caso. Los recursos propios de Bankia eran ya públicos antes y lo han
seguido siendo hasta la fecha, después de la operación de conversión de las
participaciones preferentes del FROB en capital. Al
tomar el 100% del capital de BFA el Estado a través de FROB continuaba
siendo el máximo accionista de Bankia, ya que controla el 100% de BFA, que a su
vez controla el 52% de Bankia. La
conclusión de esta acción gubernamental es que propiamente hablando no se había
nacionalizado Bankia, que seguía teniendo capital cotizando en Bolsa. Lo que
ocurrió fue un cambio del control del BFA, que dejaba pertenecer a Caja Madrid
y a las otras seis cajas y desde entonces al FROB. Era una transferencia de la
dependencia desde los poderes públicos autonómicos y municipales al gobierno
central; es decir, desde unas instituciones del Estado a otras que son también
Estado. ([iii])
Un cambio de control que, por otra parte, debería haber
conllevado el nombramiento del Presidente de BFA-Bankia directamente por el
Gobernador del Banco de España, incluso como administrador único, al menos, del
BFA. No se entiende bien que formalmente no se respetaran los procedimientos,
deteriorando la autoridad, independencia y prestigio del Banco de España. ([iv])
El rescate europeo de Bankia
Unos meses después de la “nacionalización” de BFA-Bankia,
se producía el rescate bancario por parte de la Unión Europea. Por cierto, un
rescate que ascendió a 41.300 millones de euros y que prácticamente ha ido a parar
al saneamiento de la propia Bankia (más de 40.000 millones de saneamiento),
mientras el resto de ciudadanos estábamos sometidos a severos recortes en
educación, sanidad y servicios sociales. El Gobierno quería evitar o minimizar el impacto político
negativo de que España entrara en el desventurado club de los países
rescatados. A finales de mayo de 2012, el presidente del Gobierno seguía
insistiendo en que no se precisaba ningún rescate internacional para salvar a
los bancos. “No va a haber ningún rescate
de la banca española” afirmó tajante ([v]).
Pero la llamada prima de riesgo alcanzaba los 540 puntos y Bruselas apretaba el
acelerador exigiendo abiertamente que el Gobierno enviase a la UE un plan para
recapitalizar Bankia. Mario Draghi propinó otro bofetón al Gobierno al
manifestar que la gestión de la crisis de Bankia “se ha realizado de la peor forma
posible”. Y las dudas que pudieran quedar
sobre la necesidad de pedir el rescate europeo, se dispararon el 7 de
junio al tener que “nacionalizar” otras dos entidades Catalunya Caixa y Nova
Caixa Galicia Banco, que suponían un desembolso de otros 9.000 millones de
dinero público; ayudas que se sumaban a los 23.500 millones que ya había
necesitado Bankia. Finalmente, la tarde del sábado 9 de junio de 2012, el
Gobierno español se rendía solicitando la ayuda del modo más discreto posible.
A través de una videoconferencia, los ministros de Economía del Eurogrupo,
acordaban ofrecer a España un préstamo de hasta 100.000 millones de euros para
“recapitalizar las entidades financieras”.
El comunicado oficial del Eurogrupo precisaba que la ayuda seria proporcionada
por los dos fondos europeos, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)
y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) al Fondo de Reestructuración
Ordenada Bancaria (FROB), el cual podría recibir los fondos actuando como
agente del Gobierno español. ([vi]). El
texto desvanecía por el momento la esperanza de que la ayuda europea fuera
directamente a la banca sin implicar al Gobierno. Para mayor claridad, el
comunicado europeo precisaba que el Gobierno español mantendría la plena
responsabilidad de la asistencia financiera y firmaría el acuerdo recogido en
el Memorándum de Entendimiento (MOU en siglas en ingles). Asimismo, este
documento establecía clara y expresamente la condicionalidad para la ayuda
financiera al cumplimiento del cumplimiento de una serie de compromisos en
materia de déficit, reformas estructurales y desequilibrios macroeconómicos.
Entre otras condiciones, obligaba a una quita sobre el valor de las participaciones
preferentes como veremos; y a unos ajustes de plantilla que han tenido que
hacer Bankia y otras entidades bancarias españolas a cambio del rescate europeo.
El rescate bancario exigió implementar un plan de reducción de empleo en Bankia
que suponía cerrar 600 oficinas y reducir la plantilla en un 28%, es decir,
despedir a casi 6.000 trabajadores; para lo cual la entidad bancaria aprobaba
un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) en febrero de 2013. ([vii])
[i]
Aristóbulo De Juan et alii, Anatomía de
una crisis…, opus cit., pp.259-262
[iv]
Jorge Fabra
Utray ¿HA SIDO BANKIA NACIONALIZADA? Economistas
Frente a la Crisis, 14/5/2012 en http://economistasfrentealacrisis.com/ha-sido-bankia-nacionalizada/
[v]
El País, 28/5/2012
[vi]
André Missé, La gran estafa de las preferentes…, opus cit.; p. 229
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