La última película de
Steven Soderbergh, The Laundromat (La lavandería) estrenada en el Festival de
Cine de Venecia 2019, merece un breve análisis en este blog porque por aborda
el lado opaco del mundo financiero globalizado, aunque el interés despertado
fuera más por su elenco de grandes estrellas como Antonio Banderas, Meryl
Streep y Gary Oldman. Esta película se inspira en los conocidos como los
Papeles de Panamá hechos públicos en 2016; según el guion de Scott Z. Burns basado
en un libro del periodista Jake Bernstein, Secrecy
World: Inside the Panama Papers Investigation of Illicit Money Networks and the
Global Elite. En la conferencia de prensa con ocasión del estreno de la
película, Meryl Streep, que interpreta a la protagonista, una viuda en busca de
justicia, rindió homenaje a los más
de 300 periodistas que trabajaron en la acumulación de información que contienen
esos documentos de Panamá filtrados; y elogió la valentía de periodistas como
Daphne Caruana Galizia, asesinada en Malta durante una investigación basada sobre
esa documentación sobre grandes defraudadores.
El personaje de Meryl Streep, Ellen Martin, es
una jubilada cuyo esposo muere junto a otros veinte
ancianos en un terrible accidente a bordo de una
embarcación turística. Y el pago fallido de la correspondiente
indemnización del seguro la incita a buscar respuestas y se encuentra con un
fraude en el seguro suscrito, persiguiendo a un par de abogados asociados de la
ciudad de Panamá (Gary Oldman y Antonio Banderas) que operan con el oscuro
mundo de los paraísos fiscales integrado en el sistema financiero mundial. Lo
que le lleva a darse cuenta de que los responsables
que se enriquecen con este negocio de falso aseguramiento, están escondidos
tras una serie interminable de empresas mercantiles inexistentes con sede en países
lejanos. Una estafa con la que logran no tener que indemnizar a las familias de
los fallecidos, a las que obligan a desistir en sus quejas asfixiándolos en
burocracia. Así, este caso no es tan solo un cúmulo de conceptos económicos,
sino también, en muchos casos, una tragedia humana.
La comedia
The Laundromat es un film basado en hechos reales, que brilla
cuando se proyecta a las
alturas de la comedia cínica de la mano del dúo
formado por Gary Oldman y Antonio Banderas que, en la piel de los
abogados Jürgen
Mossack y Ramón Fonseca –cuyas
actividades fraudulentas fueron destapadas por los referidos Papeles – devienen en los galanes narradores; que con esmoquin, pajarita y
martini en mano repasan la apasionante historia del dinero, desde unos
neandertales que descubren el intercambio de bienes hasta que el crédito
sustituyó al efectivo a través de los bancos, dando paso a ese dinero que,
según dicen, “viene del futuro”. Un
dinero que no existe, que no se puede tocar. Esta es solo la antesala de una
crónica militante y sin pelos en la lengua de tales fraudes documentados, pero
desde sus primeras imágenes comprobamos que no será un relato al uso, sino que el
absurdo y la guasa formarán parte de su ADN. Parece que los asuntos complicados
se entienden mejor con unos cuantos chistes. O quizás es que todas esas
excentricidades tienen tan poco sentido como nuestro sistema financiero.
Rompiendo la cuarta pared y exhibiendo con absoluto descaro la
cara más amoral del sistema, esos dos personajes tienen la ayuda de un elenco de curiosos personajes reunidos
en la película, que sirven para ilustrar varias formas escandalosas en las que
las finanzas offshore o extraterritoriales facilitan las diferentes modalidades
de la delincuencia económica. Una serie de episodios
ilustran el funcionamiento de la corrupción financiera a escala internacional,
desde los intereses de un adinerado clan africano establecido en los Estados
Unidos a los tejemanejes de la familia de un miembro del Buró Político chino.
Una colección de historias escabrosas, pero contadas con una ligereza
caricaturesca, que suponen una merma para la energía cinética del film. Aunque,
quizá, este no sea el mayor problema de este film. Y es que, pese a su encanto
embriagador y a la valentía con la que Meryl Streep expresa su furiosa
indignación, al final queda la agridulce sensación de que una película de
entretenimiento como esta corre el riesgo de quedar enterrada en la vorágine
mediática y en la algorítmica cultura audiovisual contemporánea, como
apunta la crítica especializada.
En
la citada conferencia de prensa, el director Soderbergh alegó que el
tratamiento cómico de la película intenta utilizar las complejidades de los
esquemas offshore como la "configuración
de un remate"; esperando que el tratamiento absurdo de este tema tan
serio impulse la discusión e impulse reformas. "Decidimos que una comedia negra tenía
más posibilidades de permanecer en la mente de los espectadores”, contaba el director del film desde el
Festival de Venecia, donde la película afrontó la opinión dividida de la
crítica. “Cogimos un tema muy serio y lo
convertimos en una comedia muy oscura, porque, de lo contrario, la gente
sentiría que estaba siendo educada en lugar de entretenida”, aseguraba,
citando a ¿Teléfono Rojo?
Volamos hacia Moscú de Stanley Kubrick como referencia por su
capacidad de explicar entre carcajadas una situación que no tiene nada de
divertida. Es arriesgado, pero funciona. "Creo que el sistema tiene que cambiar", dijo. "La transparencia es la única solución".
Los Papeles de Panamá
Ciertamente este film representa un esfuerzo para contarnos cómo
las grandes fortunas sacan provecho de la libertad de movimientos de capitales
y retuercen las reglas del juego para
evitare pagar impuestos y conservar
intactos sus inflados bolsillos. El diario alemán Süddeutsche Zeitung y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) trabajaron mano
a mano para dar a conocer las actividades delictivas del despacho de abogados
Mossack Fonseca, responsable de la creación de miles de empresas mercantiles ficticias
en paraísos fiscales. Con más datos que Wikileaks o la lista Falciani, los conocidos
como Papeles de Panamá batieron el récord en la revelación de evasores de
impuestos, entre los que se contaban personalidades internacionales como el
polivalente actor Jackie Chan, el presidente ruso Vladimir Putin, el escritor
Mario Vargas Llosa o el ex primer ministro británico James Cameron, y españolas
como los hermanos Almodóvar, la infanta Pilar de Borbón, el ex ministro de
industria José Manuel Soria o el showman Bertín Osborne. En tu casa o en la mía
pero el dinero bien seguro. En total, más de 214.000 entidades offshore identificadas
nos ayudaron a entender mejor las tretas que sostienen el universo financiero
en el que vivimos inmersos.
Ahora bien, desde el principio, la película quiere hacernos
entender que estas no son maniobras solo para esquivar responsabilidades
legales, sino también para cubrirse las espaldas en casos como el que
representa la viuda Ellen Martin, interpretada por Meryl Streep; es decir,
para eludir las responsabilidades económicas
derivadas de un contrato privado. Pero ojo que esto es una comedia que busca el
entretenimiento del espectador. Y como tal comedia elude exponer el lado
sistémico del problema y sobre la implicación de la gran banca financiera.
Porque con la publicación en 2016 de los Papeles de Panamá, a los que
sumó los de Bahamas leaks, la filtración de datos del registro
mercantil de ese pequeño país caribeño, quedó demostrado una vez más como la
opacidad en los negocios sucios, el blanqueo de capitales ilícitos y el impago
de impuestos de personas adineradas, ahora identificadas con nombres y
apellidos, se sirve de la gran banca globalizada, que facilita la creación y
aprovechamiento de estas sociedades mercantiles instrumentales domiciliadas
legalmente en los llamados paraísos fiscales, unas entidades que son puras
ficciones jurídicas sin actividad económica local alguna y son meros
instrumentos para lograr la opacidad y ocultación del verdadero titular
beneficiario del dinero, con las nefastos perjuicios que a título de ejemplo
sufre por el fraude en el seguro de vida suscrito, la pobre viuda que encarna
Meryl Streep.
Desde
luego, este film no alcanza a los niveles de cinismo que fluye por la mayoría
de películas de Hollywood sobre el mundo de las finanzas, que nos suelen explicar
las conductas delictivas por la maldad e inmoralidad de ciertos individuos
malignos, ignorando intencionadamente que es la opacidad y el descontrol
sistémico de las operaciones financieras internacionales, lo que incentiva y
hace posible tales conductas inmorales y dañinas para las gentes-
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