El limitado número de acuerdos comerciales concluidos hasta ahora por el gobierno británico con países externos a la UE apenas podrán compensar la pérdida del mercado europeo producida por su salida de la Unión Europea, como revelaba el economista Aude Martin en la revista francesa Alternatives économiques en un artículo publicado el pasado 24 noviembre, que por su actualidad reproducimos aquí.
Londres armó gran ruido mediático después de firmar su
primer acuerdo de libre comercio a gran escala con Japón a finales de octubre,
que deberá entrar en vigor el 1 de enero de 2021. “Japón siempre había sostenido que solo aceptaría seguir comerciando con
los británicos a condición de que se llegase a un acuerdo entre Londres y
Bruselas. Por ende, desde un punto de vista político, esta es una gran victoria
para el gobierno británico”, afirma Catherine Mathieu, economista del OFCE.
Pero en el ámbito económico, este acuerdo reproduce esencialmente las
condiciones bajo las cuales el Reino Unido ya podía comerciar con Japón cuando
pertenecía a la Unión Europea. “No va más
allá de eso, pero, a largo plazo, podría facilitar la participación del Reino
Unido en el acuerdo transpacífico de cooperación”, declara Catherine
Mathieu.
En cuanto a lo demás, el Reino Unido ha firmado hasta la
fecha 22 acuerdos comerciales con unos cincuenta países, incluyendo Suiza,
Chile y Corea del Sur, pero que apenas representan en total un 7,8 % de sus
exportaciones de bienes en 2019, señala el Crédit Agricole en un boletín
reciente. Se está buscando establecer acuerdos con otros 16 países, incluyendo
Canadá, México y Turquía, pero estos también representan apenas un leve
porcentaje de las exportaciones británicas (6,8 %) en comparación con el peso
de la Unión Europea (46 %).
En el caso de Estados Unidos, el principal socio comercial
de los británicos después de la Unión Europea, este firmó, al igual que Nueva
Zelanda y Australia, un acuerdo de “reconocimiento mutuo” con Londres. Esto
significa que ambos signatarios deben reconocer la conformidad de determinados
productos del país asociado con sus propios estándares para que dichos
productos no tengan que someterse a la serie de controles o pruebas que sería
necesaria en cualquier otro caso durante el cruce de fronteras. También en este
caso, Londres tan solo reprodujo a grandes rasgos el acuerdo de reconocimiento
mutuo entre la Unión Europea y Estados Unidos.
“Solo se centra en cuatro o cinco tipos de
bienes, incluyendo los equipos de telecomunicaciones y los productos
farmacéuticos”, explica la citada economista. El objetivo es evitar que a
partir del 1 de enero de 2021 todos esos productos pierdan abruptamente sus
certificaciones para entrar y salir del Reino Unido. La esperanza alimentada
por Boris Johnson de emprender un nuevo rumbo y concretar un acuerdo de libre
comercio con Estados Unidos no se ha realizado por el momento, ya que Donald
Trump pretendía integrar en dicho acuerdo un acceso privilegiado al mercado
alimentario y al sistema de salud británico. Incluso si se retomase el diálogo
a este respecto, el Reino Unido no se encuentra actualmente en una posición de
poder.
De esta manera, al reproducir todos los acuerdos a los que
tenía acceso de pleno derecho a través de su pertenencia a la Unión Europea,
Londres busca reducir perjuicios derivados de su salida, pero no está abriendo
nuevas perspectivas comerciales que pudieran hacer realidad el sueño fomentado
por los conservadores sobre un Reino Unido globalizado. Concentrarse en esos
acuerdos comerciales en detrimento de la firma del acuerdo comercial con
Bruselas está siendo una jugada peligrosa por parte del Reino Unido.
Como lo destaca el departamento de análisis económico del
Crédit Agricole, “es muy poco probable
que el Reino Unido se encuentre en condiciones de compensar mediante acuerdos
comerciales con otros países la pérdida de las ventajas derivadas de su
adhesión a la UE”. Boris Johnson, cuyo mantra actual es llevar a cabo el
Brexit con o sin acuerdo con la Unión Europea, parece subestimar las ventajas
que su país obtuvo del mercado único, el cual, como explicó el economista
Vincent Vicard al inicio de las negociaciones, “triplica el comercio entre países miembros en comparación con un
acuerdo comercial clásico”.-
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